La compañía de videojuegos estadounidense Niantic, especializada en realidad aumentada, quiere desarrollar la capacidad de moverse a diario en mundos de fantasía combinados con el mundo real, como en Pokémon Go, su juego insignia lanzado en 2016.
Ayer la firma dio a conocer una serie de mejoras en sus juegos Ingress y Harry Potter: Wizards Unite, y en su plataforma de desarrolladores, pero además aprovechó la oportunidad para ahondar en la misión que la ocupa actualmente.
Su fundador, John Hanke, imagina una realidad aumentada difundida a escala global, donde la tecnología aliente a “las personas a levantarse del sofá para jugar juntas” afuera, en parques, cafés o en cualquier lugar donde “los átomos se unen a los bytes”.
La realidad aumentada permite superponer imágenes y animaciones al mundo real, a través de una pantalla (la del teléfono inteligente u otra). En Pokémon Go, los jugadores cazan criaturas mágicas que pueden ver en la mesa de su sala de estar o en el césped de un parque.
Para acercarse a esa ambición, Hanke está trabajando en una mejor integración de elementos virtuales en la realidad, y viceversa.
Por ejemplo, mediante el enriquecimiento de los mapas digitales, que brindan a los jugadores información virtual (dónde están las criaturas) y también real (monumentos o tiendas).
El editor ha agregado varias funciones para fomentar la interacción entre los jugadores: pueden intercambiar especialmente regalos digitales y competir por un Pokémon frente a ellos.
“La realidad aumentada reestructurará las experiencias de entretenimiento del mañana y cambiará la forma en que pensamos sobre el mundo real y el digital”, analiza Kellee Santiago, gerente de Relaciones con Desarrolladores de Niantic.