La película Por un puñado de dólares se estrenó, discreta, el 12 de septiembre de 1964 en Italia. Era un filme de serie B, calificado en un principio como “relleno cinematográfico” (según una reseña histórica de El País de España) y que, para sorpresa de los entendidos, se convirtió en la bomba taquillera del momento.
Poco a poco llegó a nuevas fronteras europeas y en 1967 se exhibió en Estados Unidos, recaudando unos 15 millones de dólares, cifra importante para la época y para un producto foráneo, detalla otra reseña del canal TCM.
Tal fue su éxito que logró consolidar ante la mirada general un subgénero que años antes venía dando varios pasos: el western europeo o espagueti-western, y marcó el inicio de la saga conocida como la “trilogía del dólar” con Por unos dólares más (1965) y El bueno, el malo y el feo (1966), además de Por un puñado de dólares, todas dirigidas por el italiano Sergio Leone.
Encima, este colectivo de películas consiguió ser considerado como parte del Olimpo al que solo llegan los clásicos y cintas de culto de la historia del cine.
Tan bajos fueron los presupuestos al principio de la saga, que tiempo después sus protagonistas compartieron anécdotas como la ausencia de electricidad en el set y de baños. “Hacíamos nuestras cosas detrás de las piedras”, dijeron.
Todo un fenómeno que justo hoy cumple 50 años.
Entre las claves del éxito, según TCM y El País, están la convergencia de elementos, como haberse inspirado en el clásico japonés Yojimbo de Akira Kurosawa; la soberbia banda sonora de Ennio Morricone y el carisma del vaquero con poncho que rechazaron varias estrellas y que finalmente interpretó Clint Eastwood.
