La familia real británica inició su contraataque frente a las explosivas acusaciones de racismo lanzadas por el príncipe Enrique y su esposa Meghan, tras dejar claro, pese al tono conciliador de su respuesta, que estas no se aceptarán sin discusión.
La muy esperada declaración de la reina Isabel II, difundida por el palacio de Buckingham, aseguró que “toda la familia se entristece al conocer lo difícil que han sido los últimos años para Enrique y Meghan”.
La monarca aseguró también tomarse “muy en serio” las acusaciones de racismo vertidas por la exactriz estadounidense, que es mestiza, y se comprometió a que sean tratadas “por la familia en privado”, pero dejó claro que “los recuerdos pueden variar” en función de las personas.
Esta cuidadosa elección de las palabras “sugiere que la familia no está de acuerdo con todo lo que han dicho los duques de Sussex”, afirmaba el periódico conservador The Daily Telegraph.
“Aunque la declaración, como se esperaba, subraya el amor de la familia por Enrique y Meghan, el resultado final fue más fuerte de lo que muchos habían imaginado”, consideraba The Times.
Según varios diarios, la soberana, de 94 años, trabajó en su respuesta desde el lunes, pero se dio tiempo para pensarla antes de hacerla pública más de 36 horas después de la difusión de la explosiva entrevista que la pareja dio a la estrella de la televisión estadounidense y amiga personal Oprah Winfrey.
La emisión, que recuerda a una chocante entrevista concedida en 1995 a la BBC por la madre de Enrique, la princesa Diana, en que reveló desde su bulimia hasta las infidelidades en su matrimonio, sumió a la casa real en una crisis de iguales o mayores proporciones.
En declaraciones vistas por unos 50 millones de personas en todo el mundo, Meghan y Enrique afirmaron que algún miembro de la familia —que no fueron ni la reina ni su esposo Felipe, de 99 años— había mostrado “preocupación” por el color de piel de tendrían sus hijos, ya que la madre de Meghan es negra.
Ahora el conflicto está bajo los focos de todo el planeta. En Estados Unidos, donde vive la pareja desde su estrepitosa salida de la monarquía el año pasado, y en la Commonwealth, un conjunto multirracial de más de 50 países en los cinco continentes unidos por sus lazos históricos con la corona británica.
En opinión del experto constitucional Robert Hazell, de University College London, es probable que la monarquía capee el temporal. “Sólo se convertiría en una crisis para la institución si los sondeos empezaran a mostrar que ha caído significativamente el apoyo a la monarquía”, dijo. Pero, en Australia, el ex primer ministro Malcolm Turnbull ya afirmó que estas acusaciones deberían allanar el camino para que su país celebre otro referéndum que acabe con la monarquía en ese país, donde Isabel II es aún jefa de Estado.
Durante la entrevista, Meghan aseguró haberse sentido tan infeliz que llegó a pensar en el suicidio. Y afirmó que cuando dijo en la casa real que necesitaba ayuda psicológica le contestaron “que no sería bueno para la institución”.
Los británicos se mostraron divididos ante estas acusaciones, principalmente en función de la edad.
Según un sondeo realizado a más de 4 mil 600 personas por YouGov, un 48% de los jóvenes de 18 a 24 años apoya a los duques de Sussex mientras el 55% de los mayores de 65 años está a favor de la familia real.
La controversia se cobró una cabeza en los medios de comunicación británicos: el popular presentador Piers Morgan tuvo que abandonar su programa matinal en el canal ITV tras decir que no creía a Meghan cuando habló de suicidio.
El miércoles se supo que la propia Meghan presentó una queja a la cadena contra las palabras de Morgan que, según la agencia de noticias británica PA, no le reprochaba los ataques a su persona sino el daño potencial a quienes sufren problemas psicológicos similares. Y el regulador británico del audiovisual abrió una investigación tras recibir más de 41 mil quejas sobre el programa.
Entre los famosos amigos de Meghan, la cantante estadounidense Beyoncé fue la última en darle su apoyo, felicitándola por su “valor”.
Un cambio en Enrique
El tema ya era delicado desde las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan, en inglés). En plena introspección sobre el pasado colonial británico, el príncipe Enrique ha levantado ampollas al afirmar que el racismo había desempeñado un “papel importante” en su decisión de irse del Reino Unido con Meghan, su esposa.
El segundo hijo del príncipe Carlos y Lady Di dice haber evolucionado mucho sobre este tema. Él, que en sus años de juventud causó un escándalo disfrazándose de soldado nazi en una fiesta, explicó a Oprah Winfrey que su esposa mestiza le había hecho concienciarse sobre el racismo.
“Pasé muchos años (...) con mi propio aprendizaje”, declaró el duque de Sussex, de 36 años, recalcando que, como creció en un entorno ultraprivilegiado, “no estaba al tanto” de los problemas raciales. “Pero Dios mío, no se tarda mucho en darse cuenta de ello”, añadió.
Desde Estados Unidos pidió a la prensa sensacionalista británica, a la que acusa de racismo hacia Meghan, que también evolucione.