Un tercio de los 252 espacios naturales incluidos en la lista del patrimonio mundial de la Unesco se encuentran amenazados por el cambio climático, según un nuevo informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
En total, 94 monumentos naturales, 32 más que en el último informe presentado por la UICN en 2017, corren un riesgo significativo o crítico a causa de factores como la caza, los incendios o la contaminación del agua.
Según señala la UICN, un organismo que reagrupa a más de mil 400 organizaciones y gobiernos, ya no son las especies invasoras y exógenas la mayor amenaza de estos sitios naturales de excepción, sino el cambio climático.
Uno de los sitios que acaba de entrar en la lista es la Gran Barrera de Coral de Australia, que está en peligro por la acidificación y el calentamiento de los océanos. El informe también recoge varias zonas protegidas del golfo de California en México.
Un 7% de estos espacios está en situación crítica, es decir, “requieren medidas adicionales de conservación urgentes y a gran escala” para poder ser preservados, y un tercio del total tienen un riesgo significativo.
El cambio climático representa una amenaza elevada o muy elevada para 83 de estos monumentos naturales.

Según señala el director general de la UICN, Bruno Oberlé, en un comunicado, el informe “desvela las transformaciones que provoca el cambio climático en estos espacios naturales protegidos, desde el deshielo de los glaciares o el blanqueo de los corales hasta los incendios y sequías que son cada vez más frecuentes y graves.” Por ejemplo, actualmente las llamas arrasan la isla Fraser en Australia, inscrita en el patrimonio mundial.
El informe también lamenta que el Pantanal brasileño se viera gravemente afectado por incendios sucedidos entre 2019 y 2020.
También se aborda en el informe el ejemplo dado por la pandemia, que mostró la necesidad de que la comunidad internacional “trabaje por el bien común.”
Las investigaciones del informe de la UICN comenzaron antes de la pandemia de covid-19 (que afectó de forma más o menos intensa a todo el planeta), pero la organización incluyó un análisis sistemático del efecto de la epidemia en los espacios protegidos por la Unesco.
La UICN considera que la pandemia y las restricciones que la acompañan tuvieron un impacto, positivo o negativo, en 50 de ellos. Entre los aspectos positivos, “lo más destacable es el descenso de la presión ejercida por los turistas sobre estos ecosistemas naturales”, explican.
Pero los aspectos negativos son numerosos, la restricción de los viajes provocó una caída importante de los ingresos de estos lugares y las medidas para evitar contagios tuvieron un efecto sobre el personal encargado de vigilarlos, lo que dejó la puerta abierta al desarrollo de actividades ilegales.

