El director de cine Alberto Serra y el director de fotografía Carlos M. Cruz obtuvieron el galardón de Mejor Documental durante la cuadragésimo primera edición del Sport Film Festival, celebrado en Palermo, Italia, del 15 al 21 de noviembre, por su documental Chico Heron y el Último 42.
El documental —cuya música fue producida por Billy Herron—, obtuvo además tres nominaciones: Mejor Director, Mejor Edición y Mejor Música.
Esta producción narra la historia del jugador y scouter Chico Heron, quien fue mentor del afamado beisbolista panameño Mariano Rivera, considerado uno de los mejores relevistas de la historia y quien es ampliamente conocido por haber sido parte de los Yankees de Nueva York durante 19 temporadas, desde 1995 hasta 2013.
“Es la historia de Chico Heron, panameño de Bocas del Toro que fue el primer jugador de color en jugar en las ligas menores del sur de Mississipi, donde había una mayor segregación racial. Además de ser quien presenta a Mariano Rivera ante los Yankees de Nueva York”, detalló.
La película —que cuenta la historia de Heron desde una perspectiva humana y hace énfasis en el impacto social de su labor en el ámbito del deporte— utiliza como banda sonora el tema del cantautor Rubén Blades Segunda mitad del noveno.
No es la primera vez que Serra es nominado en este festival, ya sucedió en 2017 en nueve categorías, y ganó como Mejor Película con su documental La fuerza del Balón, que relata el camino por el que atravesaron los jugadores de la selección que participaron del Mundial de Fútbol Rusia 2018, y todos los problemas sociales contra los que tienen que luchar para poder llegar a ser profesionales. Los futbolistas Gabriel Gavilán Gómez y Felipe Pin Baloy son algunos de sus protagonistas.
Contar el lado humano
En entrevista con La Prensa, Serra explicó que la aprobación y el reconocimiento en una gala y competición como el Paladino de Oro se siente “increíble”, aunque la emoción tal vez no sea similar, por el galardón obtenido previamente en 2017.
Por otro lado, dijo que en sus películas no suele retratar mucho esa gloria, sino más bien el factor humano que sirva de ejemplo para las futuras generaciones. Un enfoque en el que cuenta más el ser humano que el deportista.