El estilo de los cholets, los multicolores edificios de la ciudad boliviana de El Alto impregnados de íconos de la cultura andina de Tiwanaku, comenzó a transitar de manera inédita a la alta costura en la confección de abrigos, mantas y zapatos.
Los cholets representan la arquitectura neoandina que hace varios años apareció en El Alto, ciudad vecina a La Paz, poblada por emigrantes aymaras, entre ellos una pujante burguesía que se favoreció de la boyante economía boliviana.
Se llaman así por una simbiosis entre cholo -como se denomina a la población mestiza, a veces de forma despectiva- y chalet.
Son edificios de varios pisos que albergan oficinas, viviendas, gimnasios y hasta gigantescas pistas de baile, en cuyos pisos altos vive el propietario.
Esas construcciones recuperan íconos de la extinguida cultura de Tiwanaku, mezcladas de multicolores líneas y trazos y que ahora han comenzado a influenciar a afamadas modistas bolivianas.
Ocho modistas y empresas comenzaron a utilizar los estilos de los cholets para confeccionar prendas de vestir para hombres y mujeres.
“Mi estilo ya está pasando a la alta costura y eso me parece interesante. Los colores se van transmitiendo, se van fusionando y vemos que nuestra cultura no tiene fronteras”, explica el arquitecto precursor del estilo, Freddy Mamani.
Son las vestimentas de la chola boliviana, esas faldas multicolores y de varias capas de tela que forman una voluminosa campana, las que también influencian la arquitectura neoandina, como la llama Mamani.
“Son los colores de los textiles, esa policromía de colores y a la vez todas esas iconografías de los tiwanakotas que han influenciado este estilo”, agrega el arquitecto.
Afamadas modistas han llevado el estilo de los cholets a sus mantas, faldas, sacos, zapatos, abrigos, así como joyas, y participaron esta semana en La Paz de un desfile en el que unas 60 modelos mostraron prendas inspiradas en la arquitectura neoandina.

