El artista Christo, fallecido el domingo a los 84 años, era autor junto con su mujer Jeanne-Claude de espectaculares obras monumentales que necesitaban años de concepción y millones de dólares para durar unos pocos días.
Inventor de un nuevo género artístico, “el entelado del espacio”, Christo envolvió en tela el famoso Pont Neuf de París (1985) y el Reichstag de Berlín (1995), entre otras creaciones.
Algunas cifras dan la medida -o la desmedida- de su trabajo: 26 millones de dólares para plantar paraguas gigantes en California y Japón, 26 años para obtener la autorización de instalar miles de pórticos en Nueva York, 650 mil m2 de tela para envolver islotes en Florida, cinco millones de espectadores que vieron el Parlamento alemán envuelto...
Todo empezó con el encuentro en 1958 en París de un búlgaro, Christo Vladimiroff Javacheff, y una artista francesa, Jeanne-Claude Denat de Guillebon, nacida el mismo día que él. Se casaron. Y en la disposición de las tareas, él será más bien el artista y ella la organizadora. “No es la obra de Christo, es la obra de Christo y Jeanne-Claude”, repitió sin cese esta mujer de carácter, de cabello escarlata.
Naturalizados estadounidenses, tendrían un hijo. Jeanne-Claude falleció en 2009.
Para financiarse y seguir independientes, la pareja vendía a precio de oro las obras preparatorias (collages, dibujos, etc.).
Sus instalaciones solo eran visibles unos días antes del montaje. “Nadie puede comprar estas obras, nadie puede comercializarlas, nadie puede comprar entradas para verlas... Nuestro trabajo habla de libertad”, decía el artista.
Tras la muerte de Jeanne-Claude, Christo creó en 2016 un puente flotante envuelto en tela en un lago italiano y una mastaba en Londres (7 mil 506 bidones de 200 litros apilados en forma de trapecio).
Tenía previsto envolver el Arco del Triunfo en París en septiembre, pero el proyecto fue aplazado un año debido a la pandemia del nuevo coronavirus.
Esta obra sigue “en buen camino” para el periodo del 18 de septiembre al 3 de octubre de 2021, precisó su entorno en Facebook.
Nacido el 13 de junio de 1935 en Gabrovo, Bulgaria, Christo huyó en 1956 en un tren de mercancías del régimen comunista y el realismo soviético que se enseñaba en la facultad de Bellas Artes de Sofía.
En París, el joven artista frecuentó a los llamados “nuevos realistas”, como Yves Klein o Niki de Saint-Phalle, y debutó en la pintura abstracta.
Indignado por la construcción del Muro de Berlín, amontonó en 1962 barriles de petróleo en una calle del barrio de Saint Germain des Prés, firmando su primer golpe de efecto. En 1968, la pareja envolvió por primera vez un monumento: la Kunsthalle de Berna, en Suiza. “Cada obra es una expedición”, explicó en una ocasión este artista tenaz.
“En 50 años de trabajo, 37 proyectos fueron denegados, solo 22 fueron aceptados”, admitía Christo en 2010.
Muy mediático, Christo ha sido objeto de burlas de los críticos. Algunos se reían de “este artista que tiene que contratar a alpinistas”, como los 90 que necesitó para envolver el Reichstag. Pero el público no dudaba en desplazarse para contemplar las espectaculares instalaciones.