La pandemia de coronavirus ha confinado a 1,300 millones de indios a sus hogares, por lo que los animales se apropian de las calles vacías. En la capital, Nueva Delhi, cohortes de monos han hecho caso omiso de la vigilancia de los guardias militares y vagan por el barrio del palacio presidencial, donde se encuentran los ministerios y centros de poder.
“Roban mucho, pero no amenazan a los humanos”, explica un centinela a la entrada del palacio. Los macacos rhesus son un problema endémico en la capital de India, puesto que privan regularmente a los habitantes de alimentos. Además, con el confinamiento, algunos primates están invadiendo edificios de oficinas desiertos, según la prensa local.
En Bombay, centro económico del país, se pueden ver pavos reales encaramados sobre coches estacionados, mostrando su magnífico plumaje.
Sin embargo, los animales callejeros habituales de las ciudades indias no son los únicos que se benefician del confinamiento de los seres humanos. En el pequeño estado montañoso de Sikkim, un oso negro del Himalaya se aventuró la semana pasada a una oficina de telecomunicaciones e hirió a un ingeniero.
Funcionarios forestales también han difundido en las redes sociales videos de elefantes paseando por calles desiertas.
Pero el confinamiento también puede tener un coste terrible para los animales. Cuatro caballos, normalmente utilizados para transportar turistas en carro cerca del Victoria Memorial de Calcuta, han muerto de hambre en los últimos días.
El ejército de vacas, perros y gatos callejeros de las ciudades indias descubre una libertad de movimiento inédita en las megaciudades, pero con el cierre de los restaurantes y comercios, ya no quedan sobras de comida tiradas para sobrevivir.