Tomás José Ramón del Carmen de Herrera y Pérez Dávila creó la primera república panameña (1840-41), que duró 13 meses, bajo la denominación de Estado Libre del Istmo. Es el antecedente de la república vigente, la segunda, constituida en 1903.
Solo un Estado vino en auxilio de la nueva república: la vecina Costa Rica, que la reconoció, si bien abrió, de forma oficial, una negociación para obtener la región de Bocas del Toro, que un tratado de límites, firmado 15 años antes con la Nueva Granada, se la adjudica.
Venezuela y Ecuador se habían establecido, en 1831, como estados independientes de la República de la Nueva Granada, poco después del deceso de Bolívar, líder integrador.
Nuestro istmo había intentado en dos ocasiones separarse de la confederación: en septiembre de 1830, bajo la iniciativa del general José Domingo Espinar y en 1831, bajo el general Juan Eligio Alzuru. Se erigió como dictador hasta que fue vencido y ejecutado en agosto de ese año por el coronel Tomás Herrera, quien tenía la aureola de haber luchado con las huestes independentistas en las batallas de Junín y Ayacucho.
La Nueva Granada vivía un conflicto civil, en el que Herrera había luchado, no obstante se trasladó a la ciudad de Panamá y estableció esa primera república, que contó con el apoyo de Mariano Arosemena, quien fue secretario de Hacienda y Relaciones Exteriores, y de su hijo Justo, quien fue fue redactor de la Constitución del Estado Libre del Istmo, aprobada en junio de 1841 en una convención constituyente, y quien 10 años después fue el fundador del Estado Federal de Panamá.
Herrera, entonces coronel, estableció negociación diplomática con Costa Rica, Ecuador y Estados Unidos, su prioridad, para que reconocieran nuestra primera república, aunque solo fructificó con la república vecina, cuyo jefe supremo, Braulio Evaristo Carrillo Colina, abogado, comerciante y político, se entrevistó el delegado plenipotenciario de Herrera, Pedro de Obarrio, quien lo visitó en agosto de 1841, y se pusieron de acuerdo en torno a tratado de vecindad, comercio y amistad. Ese tratado fue ratificado por el Congreso panameño y también el costarricense, sustenta Carlos Cuestas Gómez, quien ha estudiado la historia de las relaciones entre las dos naciones.
Costa Rica reconoció esa independencia y primera república panameña, y en el tratado se estableció el intercambio de cónsules generales, un correo terrestre San José- David.
El tema peliagudo de los límites hasta la isla Escudo de Veraguas quedaba como un compromiso de Panamá para tratarlo. Panamá hasta llegó a designar en diciembre de 1841 un agente diplomático para abordar esa materia. “Costa Rica se reserva el derecho de reclamar la posesión de Bocas del Toro”, indica el acuerdo.
Hoy considerado Benemérito de la Patria, el presidente Carrillo sancionó el acuerdo, a posteriori, el 28 de enero de 1842.
El 31 de diciembre anterior Tomás Herrera retornó al redil de la Nueva Granada, con el compromiso de que no habría represalias para los organizadores de la república. Sus adversarios lo desterraron y le borraron del escalafón militar, aunque le perdonaron la vida.
Trece años después (1854), Herrera fue presidente de la Nueva Granada por un periodo de meses y murió en combate mientras ostentaba el cargo.
El autor es presidente de la Academia Panameña de la Lengua