Una película sobre el legendario cantautor belga Jacques Brel, dirigida por su hija, arroja luz sobre un viaje en velero en el ocaso de su vida, un período “atormentado” del intérprete de Ne me quitte pas.
El documental se concentra en el viaje que Brel, enfermo y atormentado, realizó en los años 1970 en el velero Askoy, del mar del Norte al océano Pacífico, cuando prácticamente había desaparecido de la vida pública.
El desesperado viaje siempre representó un período casi desconocido en los últimos años de vida de Brel, quien falleció en Francia en 1978, a los 49 años de edad.
La navegación de Brel constituye el corazón del documental Chronique d’une vie, dirigido por France Brel, hija del legendario cantautor, que solo se puede ver en un pequeño museo en Bruselas dedicado al ídolo.
Brel irrumpió en la escena musical a finales de la década de 1950 y es recordado por sus sobrecogedoras canciones, como Amsterdam, Au suivant y Ne me quitte pas. Esta última, su tema más conocido, ha sido versionada por innumerables artistas, desde Sting hasta Nina Simone.
Pero Ne me quitte pas (no me dejes, en español) también puede servir como fondo de la relación de Brel con Bélgica, país que abandonó aún joven para alcanzar fama y fortuna en París.