Las tradiciones, conocimientos y manifestaciones que forman parte del Corpus Christi en Panamá, atraviesan etapas de revitalización, luego de estar en peligro de desaparecer en algunas regiones del país, apuntaron los especialistas que participaron en el reciente foro digital “Preservación del Corpus Christi”, realizado en el marco de la reciente celebración de la festividad.
En adelante, la clave para asegurar la continuidad de esta práctica con raíces coloniales, es documentar, enseñar y difundir los detalles de las celebraciones que se expresan con vestuarios y danzas en 15 puntos del país.
Como ocurrirá, a gran escala, cuando la candidatura del Corpus Christi sea evaluada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para ingresar a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, apuntó Emma Gómez, directora del Programa de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de Panamá.
Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial
La Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de Unesco cuenta actualmente con 549 elementos correspondientes a 127 países y dos son de Panamá: las técnicas del sombrero pintao (inscrita en 2017) y las manifestaciones de la cultura congo en (2018).
La nominación fue presentada en 2019 y debía ser analizada en diciembre de este año por Unesco, pero una serie de cambios en las dinámicas de trabajo del comité evaluador, han retrasado el estudio de la propuesta panameña hasta 2021, explicó Gómez.
Más iniciativas
En La Villa de Los Santos se ha registrado la convergencia de hasta 26 danzas diferentes del Corpus Christi, que se ha celebrado ininterrumpidamente en este pueblo desde tiempos de la colonia, destaca el folclorista Aristides Burgos. Este año, ante las restricciones para tratar de frenar el nuevo coronavirus, se ajustó una versión virtual para mantener la tradición, resaltó.
En las últimas décadas, en la celebración del Corpus Christi en La Villa se ha logrado, por ejemplo, llegar a los niños de la comunidad, rescatar la confección de las alfombras, el uso del reloj de sol y la aprobación social de la comunidad, porque, destaca Burgos, el Corpus Christi no son solo los danzantes, sino los espectadores que acompañan con cantos y se identifican con la tradición.
Ese sentido de pertenencia se refleja en los documentales y cortometrajes que se han realizado para el Festival Internacional de Cine Documental de La Villa, Acampadoc, abordando la festividad, aportó Irina Ruíz, cineasta, gestora cultural y una de las organizadoras del festival.
El empleo de la tecnología audiovisual, ya sea para transmitir en redes sociales el Corpus Christi o para ver las películas de Acampadoc (www.acampadoc.com), es una práctica que debe continuar, anotó Ruíz, para que más personas vean, quizá por primera vez, estas danzas y manifestaciones ancestrales.
En Parita, Herrera, también se ha logrado establecer un registro profundo de las prácticas del Corpus Christi, con 150 danzantes, 7 danzas regionales y los detalles de los parlamentos, vestuarios, enseñanzas y pasos de la actividad en esta región, compartió José Bernal, director de danza y director provincial de la Autoridad de Turismo de Panamá.
Distintas han sido las experiencias en otras zonas del país. En Garachiné, Darién, la conmemoración del Corpus Christi estaba por desaparecer a inicios del siglo XXI, hasta que, poco a poco, se empezó a trabajar en su rescate, apuntando primero a los niños de la comunidad, cuenta el investigador y folclorista Raúl Forde, quien registró todo el proceso en la obra El Corpus Christi y la danza de diablos en Garachiné, Darién. “Fue difícil, los ancianos que conocían más las tradiciones estaban renuentes y, sobre todo, no había dinero para las actividades”, contó Forde.
Y en Portobelo, Colón, el abogado e investigador cultural Victoriano Gavidia se encontró con un panorama parecido: “Esto se está acabando”, le dijeron, mientras con cámaras registraban lo que parecía ser el ocaso del Corpus Christi. Gavidia se involucró y documentó todo (personajes, música, instrumentos, cambios, evolución) en su libro Diablitos de espejo: una tradición portobeleña.
“Hay varios borradores de investigaciones de tradiciones culturales panameñas, son obras listas, pero faltan recursos para publicarlas y esto forma parte fundamental de la salvaguardia de los fenómenos folclóricos del país”, expresó Gavidia.
Es que no se puede proteger lo que no se conoce, comentó durante su intervención el arqueólogo, docente e investigador Carlos Fitzgerald. “La difusión es la base para asegurar la continuidad de tradiciones del pasado, para tenerlas ahora y que sigan en el futuro”, acotó Fitzgerald y también invitó a reconocer la inevitabilidad de los procesos de cambio y de innovación en las tradiciones, porque la cultura es dinámica y siempre hay procesos de evolución.
