En este mes de octubre se hacen campañas para crear conciencia en torno al cáncer, una enfermedad no solo dolorosa por sí misma, sino que además debido a su tratamiento puede dejar severas repercusiones en la piel.
No es un tema menor. En Panamá, según Fundacáncer, una organización dedicada a ayudar a pacientes con cáncer, esta es la primera causa de muerte, con más de 3 mil muertes al año. Entre los tipos de cáncer más frecuentes figuran el de mama, próstata, estómago, piel, cervicouterino y colon.
El oncólogo Roberto Iván López aseguró que el impacto de algunos de los medicamentos que se administran mediante los tratamientos -ya sea de inmunoterapia, vacunoterapia o quimioterapia- que reciben los pacientes de cáncer produce una mayor sensibilidad de la piel a los rayos ultravioleta. Las manchas en la piel y la resequedad son las principales manifestaciones, por lo que los dermatólogos recomiendan un cuidado mucho mayor a la hora de exponerse a los rayos solares.
Otros efectos secundarios perjudiciales para la salud del paciente producto de estos tratamientos son el surgimiento de un acné severo, dermatitis, inflamaciones e, inclusive, erupciones en las mucosas.
Las lesiones comunes
El dermatólogo Pablo Noel explicó que al momento de examinar una lesión en la piel de un paciente de cáncer se debe valorar en primer lugar si se trata de una secuela de la neoplasia (del tumor) o de otra situación.
“Si se habla de la neoplasia, se trata de un efecto inflamatorio local que está causado por el tumor, y que eso se ve reflejado en una piel con aspecto enrojecido e hinchado hasta el punto en el que está endurecida como una piedra. Esta es la ‘piel de naranja’, ya que la textura que se puede palpar es comparable a la de una naranja, que perdió totalmente su elasticidad, y que es sensible al tacto, y que muy fácilmente se puede erosionar, lacerar y abrir, por lo que vienen después las complicaciones de las úlceras, y se produce una cicatrización muy pobre, sobre todo alrededor del tumor”, explicó Noel.
La ‘piel de naranja’ es uno de los fenómenos que se pueden manifestar en los pacientes de cáncer, al igual que las metástasis locales. “Estas metástasis no son específicas. Las lesiones en la piel se pueden tornar en cualquier forma y en cualquier tipo de presentación, pero dado el antecedente de cáncer hay que sospechar”, expresó Noel.
Mientras que otra condición es la radiodermatitis, que se podría derivar como un efecto secundario de la radioterapia, además de las reacciones adversas de la inmunoterapia en la que se generará un acné agresivo que no solo afecta el rostro, sino todo el cuerpo, sobre todo, en el área del tronco.
También pueden aparecer nódulos enrojecidos en las manos y en las palmas.

Tratamiento de la piel
En cuanto al tratamiento, siempre se tiene que mantener como prioridad el componente oncológico frente al dermatológico.
“El objetivo del dermatólogo no es detener el tratamiento oncológico, sino tratar de mejorar la piel, porque sabemos que lo que prima es cuidar al paciente y controlar el cáncer. Tenemos que ser la mano fuerte del oncólogo ante las quejas del paciente”, señaló.
En este sentido, Noel señaló que en el tratamiento de condiciones dermatológicas en pacientes de cáncer, por lo general se suelen usar cremas emolientes e hidratantes que puedan fortalecer la barrera dermocutánea, así como el uso de antiinflamatorios tópicos con corticoesteroides, ya sea de baja o mediana potencia dependiendo de la severidad de la inflamación, que buscan no interferir en el procedimiento contra la enfermedad.
Además, se usan plastrones de vaselina para mantener la piel humectada para que la inflamación no degenere en una desestabilización de la piel, y con el fin de mantenerla lo más estable posible. Es decir, para que no siga reseca, inflamada, y erosionada.
Los antibióticos orales, tales como la doxiciclina, también se pueden emplear en caso tal de que la manifestación en la piel sea fuerte o diseminada, si así el oncólogo lo permite. Esto siempre se contempla como última opción.
“Todo esto es en vano si el tratamiento oncológico no va bien. Si se interrumpe ese tratamiento para cuidar la piel, entonces no vamos para ningún lado”, reiteró Noel ante la frustración que pueden manifestar los pacientes al notar estos cambios en su piel, ya sea producto de la enfermedad o como efectos secundarios de las medicinas utilizadas para el tratamiento oncológico.
Con relación a esto, el oncólogo Roberto Iván López mencionó que si la inflamación es severa, entonces se consideraría detener el tratamiento para que entonces el dermatólogo pueda tratar esa reacción adversa atribuible al tumor o a los efectos secundarios de los fármacos. Pero se debe volver al tratamiento o evaluar si se cambio el tipo de droga.

