“La flora y la fauna de la laguna no cambiaron durante el confinamiento. Lo que cambió es nuestra oportunidad de verlo”, dice el zoólogo Andrea Mangoni mientras sumerge su cámara en las aguas de Venecia para explorar la vida acuática.
Un cangrejo intenta atrapar con sus pinzas a este intruso indiscreto, las medusas emergen a la superficie mientras bancos de peces pasan tranquilamente por debajo, los moluscos se aferran a los pilotes y las algas de todos los colores se balancean con la corriente.
En Venecia, ante la ausencia de turistas desde marzo, el agua y su lodo ya no son removidos por los miles de barcos, taxis, góndolas y embarcaciones privadas. “Los sedimentos permanecen en el fondo. Como resultado se pueden observar animales que estaban ocultos en las aguas enturbiadas. Nunca había visto un agua tan clara en 20 años en Venecia.