De niña, Howard Allen O’Brien jugaba en el cementerio de su natal New Orleans, Estados Unidos, preguntándose qué pasa con las personas después de morir. La sola idea de tener que esperar todo ese tiempo dentro de un ataúd sin nada que hacer salvo esperar al día del juicio final, le parecía aburrida.
Años después, cuando dejó su poco usual campo de juegos, cambió su nombre por Anne y formó una familia junto al poeta Stan Rice, entendió que a veces la pregunta es: ¿qué hacer mientras se espera a la muerte?.
Tras el fallecimiento de su pequeña hija de cinco años, Anne Rice se volvió a encontrar en un cementerio. Uno oscuro, donde las botellas de licor eran las lápidas, y el día y la noche no marcaban el ritmo del tiempo. Y mientras esperaba en su ataúd de dolor a que la muerte –a pesar de su intento de suicidio– finalmente se la llevase, un vampiro la visitó.
Su nombre era Lestat y provenía de sus largas noches de escritura. Como todo vampiro, le ofreció levantarla de la tumba y obsequiarle la inmortalidad. Rice aceptó y en 1976 publicó Entrevista con el vampiro, y su vida cambió para siempre.
Reinventando el mito
Con su primera obra. Rice no solo dio inicio a una exitosa carrera como escritora, sino que comenzó su trabajo más importante, sus llamadas Crónicas Vampíricas: una serie de 13 libros que narra la vida del vampiro Lestat de Lioncourt y de otros seres inmortales que le rodean.
Bajo la pluma de Rice, estos seres de la noche, que por décadas habían sido retratados como monstruos, adquieren toques de melancolía y tragedia. Su nihilismo y existencialismo no les permite librarse del todo su humanidad, que los sigue atormentando por cientos de años. Algunos, incluso, buscan la muerte porque la eternidad los abruma y comprenden que lo finito en el hombre más que infortunio puede ser una bendición.
Y si bien sus personajes conservan aspectos básicos del mito del vampiro, como la necesidad de sangre o huir de la luz del sol, les da cierto ateísmo que los libra del castigo divino. Son inmunes a la estaca en el corazón, el agua bendita o la cruz. Ya no son un recordatorio de que el mal siempre retrocederá ante la figura de Dios.
Así, en un tablero gótico en el que ni el bien ni el mal toman partida, los personajes de Rice son dueños de sus acciones y, por tanto, responsables de estas. Son más humanos que monstruos.
Otras obras y creencias
Lo místico y paranormal fueron los dos grandes pilares de la escritura de Rice. Y ello se puede ver en otras de sus obras, como la trilogía Las Brujas de Mayfair (1990 - 1994) o Crónicas del Lobo (2012 - 2013), por solo mencionar algunos de sus trabajos literarios, que rondan los 40 libros, incluyendo los que escribió bajo seudónimos (A. N. Roquelaure y Anne Rampling).
En 2005, su vida y pluma dieron un cambio. Y después de años de ateísmo, la autora regresó al cristianismo y sus novelas se enfocaron en temas religiosos.
La trilogía El Mesías y las Crónicas Angélicas no solo suponían una nueva visión del mundo por parte de Rice, sino el fin de las historias de vampiros.
Sus primeras creaciones, que desconocían o renegaban la existencia de un ser superior, que jugaban con el homoerotismo, no iban de la mano con sus nuevas creencias.
Como era de esperarse, sus fans no tomaron la noticia de buen agrado y, quizás por la presión de ellos, de su editorial o de la melancolía por sus entrañables personajes, Rice decidió en 2014 retomar el vampirismo y publicar nuevos libros de sus crónicas, comenzando con El príncipe Lestat.
El cine y la televisión
Aunque sus novelas gozaban de popularidad en Estados Unidos, no fue sino hasta 1994 cuando le llegó la fama mundial, gracias a la adaptación cinematográfica de su primera obra.
Estelarizada por Tom Cruise –actor que la autora no quería para dicho papel por considerarlo demasiado “bonachón”, pero que luego elogió su actuación– y Brad Pitt como Louis de Pointe du Lac, la película Entrevista con el vampiro fue un éxito en taquilla y rápidamente se convirtió en una cinta de culto. De hecho, para el próximo año se espera que la cadena AMC estrene una serie de Entrevista con el vampiro, que daría inicio a la adaptación televisiva de las Crónicas vampíricas.
La vida eterna
Anne Rice pasó toda su vida en compañía de la muerte. Desde la infancia, cuando la observaba mientras jugaba en el cementerio, hasta en la adultez, cuando le recordó lo frágil que es la vida, y durante muchos años más, mientras escuchaba a vampiros y otras criaturas susurrarle al oído historias que todavía hoy apasionan a miles de personas alrededor del mundo.
El pasado 11 de diciembre, a los 80 años de edad, la muerte le hizo una última visita y le permitió reunirse con su hija y su esposo, para finalmente conocer la respuesta a la pregunta que se hacía de pequeña.
Y pese a que para ella era muy difícil aquello de esperar dentro de un ataúd, mientras Lestat siga caminando por el imaginario popular en compañía de su creadora, Anne Rice será inmortal.
