El taichí, bajo su nombre chino Taijiquan, fue inscrito a mediados de diciembre por la Unesco en su lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, otro reconocimiento internacional de la civilización china tras la caligrafía (2009), la ópera de Pekín (2010) y la acupuntura (2010).
Arte marcial que existe desde hace siglos, el taichí fue originalmente diseñado para el campo de batalla pero, en la actualidad, se considera principalmente una forma de ejercicio físico o gimnasia suave. Es practicado por innumerables personas de todas las edades en China, sobre todo en las calles o en los parques, donde se les puede ver encadenar movimientos lentos y rápidos para mantener en forma el cuerpo y la mente.
“Es muy gratificante que nuestra cultura pueda ayudar a que la gente de todo el mundo esté en mejor forma”, dijo Wang Zhanjun, en su sala de entrenamiento en las afueras de la plaza de Tiananmen en Pekín.
El taichí consiste en la realización de una serie de movimientos en solitario o de gestos de combate contra un adversario. Se considera que mejora la postura, fortalece el cuerpo y aumenta la flexibilidad de las articulaciones.
El taichí “hace a sus practicantes más guapos y más bellas”, asegura Wang Zhanjun. Un beneficio, según él, debido a la práctica deportiva, pero también al hecho de poder gestionar mejor su respiración y así aumentar el oxígeno de la sangre.