Por donde antes corría agua, ahora hay tierra agrietada con centenares de tortugas muertas. El embalse más antiguo de Brasil resume los efectos devastadores (humanos y naturales) de la peor sequía desde 1910 en el nordeste del país. Prolongada por más de cinco años por El Niño y el cambio climático, la sequía ha dejado sus reservorios raquíticos. En el estado de Ceará están a una media de 6% de su capacidad. Embalses como el Cedro están secos. En su suelo yacen miles de diminutas caracolas muertas, restos de espinas de peces y caparazones de tortugas, el principal foco de un estudio de la Universidad Estatal.
SEQUÍA
De embalse a cementerio de tortugas
25 feb 2017 - 05:00 AM

