En la suntuosa entrada de la Galería Borghese de Roma, bajo la mirada atenta de una docena de bustos de César, la sandalia gigante de Damien Hirst parece apenas fuera de lugar.
La señal inequívoca de que no se trata de una escultura romana sino de una obra del provocador artista británico es la rata de laboratorio con una gran oreja que sube por los dedos del pie.
El museo contiene una colección espectacular de esculturas romanas clásicas, pinturas del Renacimiento y obras inestimables del grandes maestros italianos como Gian Lorenzo Bernini y Antonio Canova.
Es en este entorno tan clásico que se hizo un hueco Hirst, considerado durante mucho tiempo uno de los famosos “Young British Artists” y que se dio a conocer por cortar una vaca en dos y exponerla en un tanque de formol.
Si muchas de las esculturas de Hirst son totalmente modernas, otras se funden en este ambiente, gracias al uso de materiales tradicionales como el bronce o el mármol de Carrara.