‘El espíritu occidental salvó mi literatura’, afirma Ismail Kadaré



Ismail Kadaré mueve la cortina para tener más luz natural, y mira el parque por la ventana. En este apartamento de Tirana, hoy convertido en museo, escribió sus mejores obras, una literatura salvada por “el espíritu occidental”.

“Yo trabajaba aquí, al costado de la chimenea, que no era decorativa como ahora. Había una pequeña mesa y dos taburetes”, describe el escritor albanés a la AFP, sentado en el sofá donde escribía “a mano” y “sobre las rodillas”.

Ahora, las cortinas están entreabiertas. Pero eran oscuras y pesadas en una época, para tratar de aislar este espacio del control paranoico ejercido por el régimen comunista de Enver Hoxha.

“Yo amaba la literatura por encima de todo, la respetaba más que a todo, obedecía sus órdenes”, dijo.

Además, “solamente trabajaba por las mañanas”, recuerda el gran novelista de los Balcanes, que ahora tiene 83 años.

En los años en que vivió con su familia en este edificio de concreto, entre 1973 y 1990, Kadaré escribió y publicó algunas de sus más importantes novelas, como El ocaso de los dioses de la estepa, El nicho de la vergüenza, El palacio de los sueños, Abril quebrado o El expediente H.

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