Los moluscos son animales de cuerpo blando, algunos tienen concha y la mayoría son marinos, pero los hay terrestres también, como babosas y caracoles. Existen desde unos 500 millones de años y hay una amplia diversidad de ellos.
A través de la historia, el ser humano los ha aprovechado como alimento, para hacer joyas, adornos y productos de belleza. Además, son buenos indicadores de la contaminación de un lugar.
En Panamá hay una gran diversidad de moluscos y también se encuentran muchos fósiles de ellos, los cuales brindan información valiosa del pasado geológico, paleoarqueológico, antropológico y ambiental.
La malacología, una rama de la zoología que se ocupa del estudio de los moluscos, ha tenido excelentes investigadores y pioneros que durante el último siglo encontraron en Panamá un destino ideal para descubrir y describir nuevas especies, y hacer análisis sobre el pasado del istmo.
Sin embargo, como menciona Félix Rodríguez, asistente de investigación del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (Stri), la malacología es una disciplina científica muy poco conocida en nuestro país.
Precisamente, durante la reciente charla mensual de Stri, Rodríguez hizo un recuento histórico sobre esta rama de la ciencia, resaltando el trabajo de hombres y mujeres que vinieron a Panamá a estudiar moluscos, muchos interesados por la construcción del Canal, o porque fueron científicos traídos por los estadounidenses.
Entre estos personajes destacó a Hugh Cumming, fallecido en 1865, quien hizo importantes colectas en un viaje que inició en Valparaíso, Chile, y pasó por Taboga, el Golfo de Chiriquí, Cébaco, el archipiélago de Las Perlas y Darién. Él descubrió muchas especies y su trabajo permitió a otros malacólogos después hacer la primera descripción de moluscos para Panamá.
Otro científico importante fue Charles Baker Adams, quien realizó colecta de moluscos en zonas intermareales e hizo la primera monografía de moluscos de Panamá en 1852.
El alemán Eduard Carl von Martens, autor de 155 nuevos géneros, 150 dedicados exclusivamente a los moluscos, describió mil 769 nuevas especies de las cuales mil 680 corresponden a moluscos, 39 crustáceos y 50 equinodermos.
Rodríguez destaca que von Martens hizo la primera monografía de moluscos terrestres y de agua dulce para Panamá, y que las 871 especies que incluyó son, en gran parte, las que conocemos hoy día porque prácticamente no se ha hecho casi nada en este tema desde el siglo XIX. “Aún hay muchas especies de moluscos terrestres y de agua dulce por descubrir”, añade.
A principios del siglo XX llegó el entomólogo James Zetek, quien fuera el primer director del Smithsonian, para colaborar con el doctor William Gorgas en el trabajo sobre mosquitos y fiebre amarilla, pero quedó apasionado por los moluscos. En 1918 publicó, en español, su primer trabajo de moluscos.
Henry A. Pilsbry llegó a Panamá en 1930 a bordo de la nave de investigación Albatros III, recorrió las costas del Pacífico de Panamá e hizo colectas. Pilsbry nombró más de 5 mil organismos (no solo moluscos), y publicó Land Mollusca of the Panama Canal Zone, un trabajo sobre moluscos terrestres, que, al igual que el que realizara el alemán von Martens, son considerados “clásicos”. “Hay muy pocos trabajos en este ámbito”, añade Rodríguez.
Axel Olsson hizo dos libros, Mollusks of the Tropical Eastern Pacific (1961) y Mollusks from the Gulf of Panama Collected by R/V John Elliott Pillsbury (1967). Olsson tenía una gran pasión por los fósiles, especialmente de la formación geológica Gatún.
Su amigo y colega, el estadounidense Wendell Woodring, hizo otro aporte invaluable a la malacología y al estudio de los fósiles de Panamá. Entre 1957 y 1982 describió moluscos de más de 23 millones de años hasta 5 millones de años, y clasificó los fósiles en familias de la A a la Z. Pero fue más allá de solo nombrar especies.
Woodring observó que los fósiles del Pacífico eran iguales a las especies de moluscos que estaban en el Caribe. Él fue el primero que se basó en el estudio de los moluscos para explicar que en el pasado no existía el istmo de Panamá y que por eso las especies eran las mismas. En 1966 publicó The Panama Land Bridge as a Sea Barrier, usando a los moluscos como indicadores.
Un caso curioso es el de Angeline Myra Keen, quien era doctora en psicología y terminó trabajando en un libro considerado por muchos como la “biblia” de los malacólogos.
Durante la década de 1970 hubo una gran cantidad de tesis sobre malacología en la Universidad de Panamá y surgieron estudiosos reconocidos como Víctor Tejera y Miguel Avilés (q.e.p.d), este último fue presidente de la Sociedad Panameña de Malacología, fundada en 1980, y director del Museo de Malacología de la Universidad de Panamá.
Avilés fue uno de los malacólogos más destacados en su momento e hizo trabajos en Guna Yala, Chiriquí, Bocas del Toro, Azuero y Las Perlas.
Tras un repaso a vuelo de pájaro sobre la malacología en Panamá, Rodríguez concluye que “aún falta mucho por hacer”. Además de descubrir nuevas especies, potencialmente, en los moluscos se podrían encontrar sustancias activas contra agentes patógenos para crear medicinas u otros compuestos útiles para desarrollar diversos productos. También serían ideales para estudiar la contaminación en zonas específicas del país y cómo esta impacta la alimentación y la salud general de las especies en el tiempo, incluyendo al ser humano.
En las instalaciones de Stri hay algunas colecciones de fósiles de moluscos, pero también de peces, tortugas, cocodrilos, dientes de tiburones, rinocerontes, caballos forrajeros y camellos que vivieron hace millones de años. La expansión del Canal ha sido una valiosa oportunidad para recolectarlos y realizar análisis que aportan más información sobre el surgimiento del istmo de Panamá, el clima, la evolución en esta zona y las especies que en ella habitaban en el pasado.
OTROS DATOS
DIVERSIDAD.
Los moluscos se dividen en unas ocho clases y en Panamá se encuentran:
- Gasterópodos (caracoles, babosas, lapas).
- Bivalvos (almejas, ostras, mejillones).
- Cefalópodos (pulpos, calamares).
- Escafópodos (forma de colmillo).
- Poliplacóforos (‘cucaracha de mar’).