Una galería de arte de Tokio propuso a los visitantes que “robasen” las obras que quisieran, por lo cual la exposición duró apenas 10 minutos y, como para muchos la cultura era lo de menos, parte del botín acabó en páginas web de subastas.
Los organizadores pensaron que el evento sería más bien confidencial, pero la información se propagó rápidamente a través de las redes sociales. Así que casi 200 personas acudieron a la inauguración.
Los “malhechores” fueron tan eficaces que la exposición quedó desvalijada de sus obras en menos de 10 minutos. Se suponía que duraría 10 días.
Hubo tal multitud que la policía llegó al lugar, donde los organizadores disiparon cualquier malentendido. Robar estaba permitido.
La muestra era un “experimento” para transformar la relación entre artistas y público, explicó Tota Hasegawa, promotor del proyecto.