Por la idiosincrasia de la cultura de su país, el chef costarricense Diego Ríos lo tiene claro: el tico desayuna, almuerza y cena fuerte.
¿Su plato estrella en la mañana?: El gallo pinto. “En algunos países se conoce como ‘moros y cristianos”, cuenta el especialista, que lo describe como una mezcla de arroz blanco con frijoles negros que han sido cocinados el día anterior, que luego se complementa con culantro.
“Usamos simplemente sal, un poquito de pimienta y una salsa inglesa especial hecha en Costa Rica, que es lo más criollo que tenemos, conocida como salsa Lizano (...) Es fácil de hacer, y nos gusta porque esa mezcla va a acaparar un sabor muy característico de nuestra tierra”, señala el chef. Como dato curioso, añade que el gallo pinto es un plato nativo de Nicaragua, pero está muy arraigado en Costa Rica, especialmente en la provincia de Guanaste.
El gallo pinto se suele acompañar con natilla, tortilla con huevo frito o revuelto, y queso fresco o cortado.
Al desayunar en Costa Rica también se opta por comer “picadillos”, que son alimentos procesados naturales como papa, así como empanadas rellenas (ya sea de queso con frijol o de carne).
Así, los ticos empiezan su plato de la mañana, con café, o con “agua dulce”, que es un producto de la caña de azúcar elaborado de un dulce que se granula y se funde con agua caliente.
Ya cuando cae el mediodía en Costa Rica, “se almuerza bien rico”, afirma el chef. “Por ejemplo, uno de los principales platos para el almuerzo se llama casado. Es a lo que le llamamos nosotros ‘un matrimonio en el plato”, porque el platillo nació en una boda celebrada en una hacienda.
El casado lleva arroz, frijoles, plátano maduro, tortillas recién palmeadas y puede contener “carne o pollo arreglado”; es decir, deshilachado, o pescado. Además, este plato incluye una ensalada criolla de pollo. “Es un plato grande y fuerte. El tico lo consume mucho porque sabe que va a sustentar y que va a salir satisfecho del almuerzo”, comenta Ríos.
Para la cena, se tienen otras opciones para degustar. Una de ellas es la “olla de carne”, una sopa de verduras que lleva carne cocinada del día anterior. “Es una sopita que uno la siente liviana, pero al final termina siendo un poquito fuerte”. La misma está compuesta de raíces como yuca, camote, papa, zanahoria y culantro coyote.
Considera que a través de la sazón costarricense el comensal que visita el “país más pura vida” podría capturar la esencia del tico.