Después de realizar en 1979 su primera exposición individual de pinturas en lo que era entonces el Instituto Panameño de Arte y de colaborar en lo siguientes años en más de 20 exposiciones colectivas en el hoy Museo de Arte Contemporáneo (MAC), el artista Brooke Alfaro expone por estos días y hasta enero de 2022, su muestra denominada ‘Gracias a Dios no fue peor’.
El nombre de la exposición hace alusión a esa expresión coloquial que se emplea cada vez que sucede un hecho infortunado, pero que, a la postre, no terminó en una consecuencia que pudiese haber resultado en algo grave o complicado.

La obra de Alfaro
Esta muestra ofrece la oportunidad de revisitar los últimos trece años del trabajo artístico de Alfaro, que -a través de diferentes medios artísticos como el óleo y el pastel- se centra en la crítica mordaz a lo tradicionalmente establecido por la sociedad, mientras que, por otro lado, muestra la belleza femenina en su aspecto más cautivador.
Los cuadros tienen un denominador común que consiste en brindar un mensaje incómodo para que el espectador no esté pasivo frente al cuadro, y que aquello que vea le arranque emociones. “Me gusta la ambigüedad y el shock, que la gente se sienta un poco incómoda”, expresó.
Brooke Alfaro. Sus influencias artísticas
Las influencias artísticas que siguió Brooke Alfaro (Panamá, 1949), tanto en sus comienzos como en la actualidad, provienen de los viejos maestros del Renacimiento (siglos XV y XVI), así como de los artistas impresionistas (segunda mitad del siglo XIX). ‘Si tuviera que nombrar varios serían Pieter Brueghel El Viejo, El Bosco, Diego Velásquez, Rembrandt, además del impresionista Edgar Degas. Él hacía unos pasteles maravillosos y era una de las razones porque quería hacer más pasteles, por sus colores y trazos’, explicó Alfaro.
Alfaro considera que cada cuadro que pinta es el resultado de una búsqueda, como “una aventura que yo no sé para dónde va y, muchas veces, no resulta y tengo que cambiarlo o botarlo”. “A veces, el cuadro está fuera de balance y tengo que compensar. Por eso es que algunos cuadros, que son dípticos, lo son porque no me gustaba la composición y le tuve que poner otro pedazo”, narró Alfaro.

Un artista único
Mónica Kupfer, curadora de la exposición, dijo que es una obra que usa la ironía, pero más bien está centrada en el ser humano, el individuo y la humanidad.
“Hay obras de Brooke que te hacen preguntarte: ¿quiénes somos y qué estamos haciendo?”, reflexionó.
Por otro lado, comentó que lo satisfactorio de montar una exposición individual es que se desarrolla una relación entre el curador y el artista.
“Esto se empezó a planear hace dos años, pero yo conozco a Brooke desde hace 30. Entonces, hay una relación de trabajo y de amistad entre el artista y el curador. Hay cosas donde yo opino, donde me quedo callada, donde lo presiono y le digo ‘para de pintar el cuadro ya, se acabó tu tiempo’, porque a Brooke le gusta pintar sin parar y le cuesta decir ‘este cuadro ya lo terminé’. Esa relación es muy especial”, dijo.


