CIENCIA

Los habitantes de Coiba

Los habitantes de Coiba
Los habitantes de Coiba


Un grupo de biólogos encabezó una investigación en la isla Coiba para analizar cómo vivían sus animales mamíferos terrestres, evaluar sus comportamientos y conocer qué tanto habían crecido en número en el área paradisíaca.

Aunque había estudios precedentes de mamíferos en la isla de la década de 1990, la más reciente investigación, llamada Bioblitz, buscaba confirmar datos y se diferenció al usar como recurso primordial la tecnología, la fotografía digital.

Las batallas de los investigadores contra la vegetación, el lodo y los zancudos al internarse por días en bosques vírgenes quedaron en el pasado. Ahora las trochas se abren entre la maleza para colocar cámaras fotográficas sujetas a las patas de los árboles. En Bioblitz la intervención física del humano en la jungla se redujo a un paseo corto, dejando el peso de la investigación a una rigurosa observación de instantáneas, estudiadas después por los científicos desde una cómoda oficina.

Bioblitz comenzó su documentación fotográfica en febrero de 2015. Cinco meses después el proyecto había recolectado mil 220 imágenes del paso de cada especímen terrestre mediante los 26 visores fotográficos instalados. Los resultados “no variaron de los ya conocidos en 1990”, declaró el biólogo panameño del equipo, Claudio Monteza. Concluyeron que “apenas cinco especies mamíferas terrestres siguen dominando los 503 kilómetros cuadrados de Coiba: el mono cariblanco, el mono aullador, el ñeque, el venado cola blanca y la zarigüella, exentos de amenazas de depredadores”.

El equipo de investigadores conformado por 43 miembros fue liderado por el holandés Patrick Jansen, docente de la Universidad de Wageningen, Países Bajos, además de Monteza, investigador asociado de Instituto Smithsonian, y Rafael Bultrón, estudiante de ingeniería en manejo de cuenca y ambiente.

El fotógrafo de National Geographic Christian Ziegler tuvo la iniciativa de hacer un rescate estético de Coiba. Su propuesta de documentar la isla por medio de fotografías tomó fuerzas en Bioblitz.

COIBA Y SUS MAMÍFEROS SIN TEMOR

Los habitantes de Coiba
Los habitantes de Coiba

La isla de Coiba no es un sitio normal. Su surgimiento como segmento de tierra volcánica desprendido de las islas Galápagos, hace 70 millones de años, resulta extraordinario. Flotaba incluso antes de que el joven istmo de Panamá se formara como cinturón del sur y norte de América.

Con estas condiciones, su fauna se sale del molde. Fueron las especies que cruzaron de otras islas continentales cercanas durante la glaciación y tomaron el lugar por hogar. Hubo un proceso de extinción de especies; las sobrevivientes son motivo de estudio en Bioblitz.

Varios de los comportamiento inusuales de los animales en Coiba se justifican en la ausencia de depredadores como ocelotes o jaguares, que han modificado el desenvolvimiento, en especial de los mamíferos terrestres en la isla.

“Creo que estos animalitos viven en Coiba como turistas en vacaciones. Su medio nos les impone tanto estrés. Viven relajados”, acota Claudio Monteza, biólogo participante en el estudio Bioblitz.

ÑEQUES VIGÍAS

Los habitantes de Coiba
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Coiba tiene su propio ñeque, el Dasyprocta coibae por su nombre científico. Puede medir 50 centímetros desde su nariz hasta la base de la cola. Su importancia se sostiene por ser un vital dispersador de semillas. Suele ser visto, en su afán de curioso, olfateando y buscando alimento.

Según la comitiva de investigadores, en Coiba el ñeque puede tener algo alterado su reloj biológico. Mientras que sus pares en isla Barro Colorado salen a hacer sus rutinas desde las 5:50 a.m., cuando todavía la claridad no se manifiesta en el bosque, y terminan sus jornadas a las 6:30 p.m., el ñeque coibiano sale a merodear a las 12:00 medianoche.

Cual vigía o celador, para el ñeque isleño su actividad empieza bien entrada la oscuridad.

Monteza explica que encontrarse a un ñeque es una cuestión de suerte. Rara veces pueden ser avistados por las personas. “Son escurridizos al ojo humano”.

Una de la razones es que los ñeques tienen un gran enemigo llamado paca o conejo pintado. Las pacas son nocturnos y tienen una dieta muy similar a los ñeques, lo que quiere decir que compiten por sus recursos o semillas. Es posible que los ñeques comunes eviten altas horas de la noche para evitar encontrarse con las pacas y adelantan su búsqueda de alimentos.

En tanto, el ñeque de Coiba vive menos preocupado puesto que no tiene enemigos ni competencia.

BELLA ZARIGÜEYA

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La zarigüeya o zorra común (Didelphis marsupialis) no se distingue de la de otros lares por su comportamiento.

Su estética, en tanto, es lo que la diferencia en Coiba. Los investigadores coinciden en que su pelaje se muestra más tupido, semejante al de la felpa de un osito de un peluche.

“Parece que en Coiba son más bonitas en el pelaje que del resto que uno logra ver por ahí”, destaca como cualidad determinante el biólogo Monteza, que cursa un doctorado en comportamiento animal en la Universidad de California, Estados Unidos.

Las zarigüeyas que viven fuera de la isla suelen alcanzar un tamaño de hasta 40 centímetros en su edad adulta, el pelo es escaso y, por lo general, desordenado.

VENADOS ENANOS

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El venado cola blanca (Odocoileus virginianus) en Coiba suele ser de menor tamaño a los que se encuentran en tierra firme.

Estos mamíferos que pueden pastar solos o en grupos pequeños tiene de 20 a 40 menos en su estatura, identificaron los estudiosos.

CARIBLANCO SAGAZ

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El mono cariblanco de Coiba puede considerarse “el rey de la isla”, en ausencia del león. Es muy avispado y sus técnicas para conseguir alimentos asombran a quienes lo creían un animal inferior.

Los monos, generalmente, viven en el dosel del bosque y se desplazan entre ramas para evitar a los depredadores, pero en Coiba viven en el suelo. A las hembras se le ve cargando a sus crías, caminando o forrajeando en busca de alimentos.

Lo normal es que los monos se organicen para descender en cuadrillas de dos a la superficie terrestre mientras la mayoría se queda vigilante en los árboles para lanzar sonidos ante la aparición de felinos o algún peligro. En Coiba los monos andan en grupos de 10 a 15 individuos, todos en el piso, sin necesidad de activar u organizar las alarmas de supervivencia.

También han desarrollado una admirable forma de abrir cocos. Con sus colmillos abren un orificio en la parte blanda de la fruta que ya han identificado, para extraer el agua dulce. Lo vierten como un chorro que cae sobre sus mandíbulas abiertas y luego de saciar la sed, golpean el coco con una roca hasta que se parte en dos; extraen con sus garras su contenido.

En su pariente el mono aullador (Alouatta coibensis), los investigadores no detectaron comportamientos distintos de sus similares en tierra firme.

En el estudio Bioblitz descartó la presencia en la isla de otros mamíferos como armadillos, conejos pintados, hormigueros, perezosos y ardillas.

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