Ana María Moreno, co-directora e intérprete de Genkidhama, comparte que el punto de partida para este montaje fue el deseo que tenía la compañía costarricense Ex-ánima “en generar un espectáculo para calle, utilizando las mismas técnicas que utilizamos en una sala para nuestros espectáculos de teatro de luz negra. La fantasía y la estética del animé japonés nos permite entrelazar el teatro físico y de objetos de la forma que nos interesa”.
Esta puesta en escena es de forma primordial “un trabajo visual que lo que busca es llamar la atención del espectador, es decir, atrás del mismo hay más una protesta estética y técnica que espera sacarle algunas risas al público. La historia de la obra habla sobre la amistad y cómo a veces dejamos que cosas insignificantes nos alejen de los verdaderos amigos”.
A los miembros de Ex-ánima, que participaron con esta pieza en la novena edición del Festival Internacional de Artes Escénicas de Panamá (FAE), los llevó a utilizar los recursos propios del animé japonés, “porque nos gusta la exageración de los personajes, la gestualidad del animé que es muy específica, así como su estética y la fantasía que ella permite”.
Una generación
Ana María Moreno pertenece a la generación de la década de 1980, así que creció consumiendo la cultura del animé, que era lo que formaba parte de la programación de la televisión en Costa Rica.
En definitiva, cree que para un segmento de su generación, “y para otras más jóvenes, el animé está muy presente, sobre todo, porque no son fábulas para niños, sino que tienen otro tipo de tramas que lo mantiene atractivo para los jóvenes y hasta para algunos adultos como nosotros”.
Para Moreno, el animé es un estilo de animación “que se mantiene vigente a través del tiempo y mantiene en el inconsciente colectivo de nuestras generaciones múltiples referentes, no creo que solo para los habitantes de Costa Rica”.
Opina que hoy día el animé “tiene más fuerza y presencia por movimientos, tanto estéticos como culturales, como el cosplay (usar vestuarios de la cultura pop), que en Costa Rica está bastante desarrollado y por que hoy es más fácil de acceder a estas animaciones”.
¿Qué tiene el animé japonés que ha logrado ir más allá de oriente? “Habría que hacer un análisis más antropológico de por qué en occidente nos llama tanto la atención. Además de un asunto de mercadeo, el animé toca tramas más complejas y tiene personajes más elaborados que nunca son totalmente buenos o malos”.
Esta tendencia propone mundos y estéticas distintas “y finalmente viene siendo un producto más atractivo para los jóvenes que las típicas fábulas para los niños”.
Por otro lado, los códigos expresivos de sus personajes “son muy particulares, casi mimescos y para mí muy bien estudiados, tanto que facilitan otro nivel de lectura que va más allá del lenguaje”.
