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ENTREVISTA

Jaramillo Levi le toma el pulso al cuento panameño

Jaramillo Levi le toma el pulso al cuento panameño
El nuevo libro tendrá 346 páginas y recoge cuentos de 95 escritores, en su gran mayoría mujeres. Cortesía

Después de tres años y medio de trabajo, Enrique Jaramillo Levi terminó su más reciente libro: una compilación de 95 cuentistas panameños. Aquí nos habla de este singular proyecto y le toma el pulso a la literatura istmeña.

¿Cómo surgió el proyecto ‘Semblanza múltiple del cuento en Panamá’?

Desde los 18 años escribo cuentos, más de 800 hasta la fecha, con unos 24 libros publicados en ese género. En 1971 publico en México la primera de las que serían numerosas antologías y compilaciones de cuento y poesía panameña, mexicana y centroamericana: Antología crítica de joven narrativa panameña, en la que aparecen cuentos de quienes empezaban a destacar: Moravia Ochoa López, Pedro Rivera, Dimas Lidio Pitty, Bertalicia Peralta, Enrique Chuez, Benjamín Ramón, Griselda López y yo mismo, entre otros. Las más recientes son: Minificcionario y Venir a cuento. Cuentistas emergentes de Panamá, ambas en 2019. Ahora empiezo a preparar una antología de cuento erótico en Panamá. En cuanto a Semblanza múltiple del cuento en Panamá. Compilación de 95 cuentistas panameños vivos, surge debido a mi pasión por estudiar y promover este fascinante género literario con cuatro generaciones de autores vivos.

¿Cuánto tiempo le tomó y quién lo financió?

Tres años y cinco meses. Una vez terminado y ya diagramado el libro (esto último lo hizo el escritor MarcoPonce Adroher), se lo ofrecí al Ministerio de Cultura y me dijeron que no tenían dinero (esto fue antes de la primera cuarentena). Luego se lo ofrecí a los directivos del Banco Nacional de Panamá (BNP), y su Departamento de Cultura acogió muy entusiasmado el proyecto, lo cual agradezco muchísimo.

¿Cuáles fueron los criterios de selección?

Antes de ofrecerlo eran menos autores, pero durante la investigación me di cuenta que muchos autores vivos, de diversas épocas, merecían figurar por la calidad de su escritura. Muchos aparecen en el siglo XXI. Al final la idea era que fueran 100 autores, pero varios me negaron su autorización y otros no me respondieron. Quedó en 95: desde una autora nacida en 1931 (Marisín González) y otros en 1932 (Enrique Chuez, Ernesto Endara) hasta una chica nacida en 1995 (Diana Mayora). Se trata de al menos cuatro generaciones. Además del requisito de que estuvieran vivos, sólo incluí autores que tienen al menos un libro de cuentos publicado (citando en cada caso la fuente) y que los cuentos antologados tuvieran calidad literaria y humana. El libro tiene 346 páginas y una inmensa variedad en todo sentido: temas, estilos, visión de mundo, extensión y tipo de cuentos; hombres y mujeres (hay más mujeres). Hay cuentos realistas, fantásticos, eróticos, metafísicos, sociales, sicológicos, oníricos, metaficcionales, detectivescos, minicuentos... Un exhaustivo libro de consulta que demuestra que Panamá es el país de Centroamérica mejor dotado para este género fascinante de ficción. Hice la selección, la introducción y las fichas minibiográficas de los autores; la polifacética escritora Ela Urriola escribió el prólogo; como ya dije, Ponce Adroher hizo todo el laborioso trabajo de diseño gráfico, y mi hijo, ahora minicuentista, además de arquitecto y pintor, hizo la portada y contraportada sobre la imagen de fondo, que es un cuadro de Ela.

¿Es a propósito del bicentenario de la independencia de Panamá de España?

El BNP ha querido que sea una forma de promover el bicentenario, aunque por supuesto de alguna manera los cuentos promueven las diferentes épocas en que fueron escritos.

Jaramillo Levi le toma el pulso al cuento panameño
Enrique Jaramillo Levi. Cortesía de Arabelle Jaramillo

¿Cuándo sale a la luz? ¿Estará a la venta? ¿Cuántos ejemplares serán?

Debe salir a fines de febrero de este año. El BNP, que tiene su propia imprenta, lo va a obsequiar en todo el país, no se va a vender la primera edición. Se imprimieron 800 ejemplares.

Usted se ha dedicado a la literatura, a la promoción cultural y a la academia. ¿Qué le satisface más?

Todas me satisfacen mucho, pero antes que nada soy escritor, para mí es más que una vocación, un destino. Fui profesor de inglés y de español en 12 colegios en los primeros años de mi labor como docente, sobre todo en el IPA; luego he sido profesor de literatura en universidades de México, Estados Unidos y Panamá. Llevo 24 años con la Universidad Tecnológica de Panamá, tras la muerte del Dr. Víctor Levi Sasso, su fundador, mi tío. También he dictado numerosos talleres de cuento en México y Panamá. Como promotor cultural he creado premios literarios importantes, tres de los cuales subsisten desde la década de 1990: el de Poesía Joven ‘Gustavo Batista Cedeño’, en el ahora Ministerio de Cultura; el Premio Centroamericano de Literatura ‘Rogelio Sinán’, y el Premio Nacional de Cuento ‘José María Sánchez’ en la UTP. También fundé hace 18 años el Diplomado en Creación Literaria que se dicta en la UTP, y del cual han salido talentosos escritores, así como el Directorio de Escritores Vivos de Panamá en la red, una fuente de consulta indispensable, incluso para estudiosos internacionales de nuestras letras. Y he fundado diversas editoriales, la más reciente en 2013, con la escritora venezolana Carolina Fonseca: Foro/taller Sagitario Ediciones. Desde 1971, en México, hasta la fecha he publicado libros de al menos 120 autores nacionales y extranjeros.

En ese andar le ha tomado el pulso a la cultura. ¿Cómo estamos? ¿El recién creado Ministerio de Cultura significó algo?

Solo le pudo hablar de literatura. A mi juicio, andamos muy bien en cuento y poesía, un poco menos en novela; no muy bien en ensayo y teatro. El Ministerio de Cultura era necesario desde hace años, pero le dan poco presupuesto para todas las responsabilidades que tiene. Deberían publicar obras de nuevos autores de talento, rescatar obras de buenos escritores olvidados, y alentar, mediante becas, a los muy nuevos, como se hace en México desde hace más de 50 años. Sin embargo, con los cursos PROFE para la formación de nuevos escritores hacen una excelente labor. Pero una observación importante: los profesores de esos cursos o talleres tienen que ser buenos escritores, no simples profesores de español, o el resultado será un desastre (ya lo ha sido en algún caso).

La pandemia nos encerró y muchos no encontraban qué hacer. ¿Dio una oportunidad para la creatividad de los escritores o también fueron golpeados por los efectos no conocidos del Sars-CoV-2?

Todos hemos sido golpeados, de una forma u otra, por la pandemia. Unos escritores han escrito más, otros han dejado de escribir. A mí me han pasado ambas cosas. La soledad y el silencio ayudan a crear, pero por lo general la ansiedad y la depresión cercenan la creatividad. En 2020 publiqué un libro escrito durante varios meses de la pandemia tras una inercia total de tres meses: Desde el borde (cuentos, poemas y ensayos breves). No he podido promoverlo ni está siquiera en librerías.


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