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‘STREAMING’

La profundidad de BoJack

La profundidad de BoJack
Las temporadas de ‘BoJack Horseman’ cuentan con 12 capítulos, a excepción de la última, con 16. Cortesía

Los Simpsons demostró que los dibujitos con colores y movimiento no eran territorio exclusivo para niños. South Park elevó el nivel con una sátira mucho más bizarra y punzante. Y BoJack Horseman acaba de consagrar el género con el desarrollo y cierre de una historia profunda y reflexiva sobre la tragedia, el propósito de la vida y las consecuencias de lo que hacemos bien y lo que hacemos mal, cada día.

Creada por Raphael Bob-Waksberg para la plataforma digital Netflix, BoJack Horseman se estrenó en 2014 y hace unos días se liberaron los últimos episodios que concluyen el relato del asenso y caídas (¡muchas!) del protagonista, BoJack Horseman, un caballo maduro antropomorfo que tras probar las mieles de su meta de vida, ser una famosa estrella del mundo de “Hollywoo” [sí, sin la “d”], empieza a descubrir que el dinero, la admiración del público o la compañía de hermosas mujeres, no llenan su vacío interno y no son suficientes para sentir la plenitud que todo ser aspira: ser feliz.

Calificaciones de la crítica especializada

Temporada 1 (2014): 67/100

Temporada 2 (2015): 100/100

Temporada 3 (2016): 100/100

Temporada 4 (2017): 97/100

Temporada 5 (2018): 98/100

Temporada 6 (2019/2020): 96/100

Al contrario, BoJack transita en un constante estado crisis, marcado por su autodestructivo proceder (drogas, alcohol, malas decisiones...) y, sobre todo, por crecer en un hogar en el que nunca recibió una pizca de amor de sus progenitores, Beatrice y Butterscotch Horseman.

Durante el desarrollo de la trama, BoJack y otros personajes que ganan importancia (Diane Nguyen, Mr. Peanutbutter, Princess Carolyn y Todd), luchan por cumplir con nuevos ideales para, por fin, alcanzar la felicidad, solo para descubrir que no es posible. Que siempre hace falta algo.

¿El resultado? Tras unos primeros episodios en los que la serie aún busca su tono, la historia se torna brillante. Realista y surrealista a la vez, cargada del humor negro más agudo y contando con paciencia los detonantes de los demonios internos que atormentan a BoJack.

La profundidad de BoJack
La frialdad de los padres de BoJack durante su infancia y adolescencia, marcó el devenir del personaje en su accidentada etapa adulta. Cortesía

Apuesta arriesgada

Quizá por ser un producto que prueba el nivel de calidad que puede alcanzar la oferta de las plataformas de streaming, BoJack Horseman es una de las grandes series ignoradas del siglo XXI a la hora de repartir premios (solo unos Annie, Critics Choice Awards y del Sindicato de Guionistas).

Su denso argumento tampoco resulta atractivo a primera vista como para cosechar legiones de fans al estilo de títulos más ligeros como Stranger Things o con más acción e intriga como Game of Thrones.

Ciertamente, una serie animada con más sosiego, protagonizada por un caballo oscuro en decadencia, en un universo ficticio en el que los humanos se mezclan con animales antropomorfos sin ningún atisbo, no parece el mejor gancho para el gran público.

Y encima, lo dicho, los primeros capítulos no son el mejor ejemplo de su constante y progresivo ejercicio de análisis. Pero después es capaz de abordar, por ejemplo, el nihilismo o el absurdo siguiendo el ensayo filosófico El mito de Sísifo de Albert Camus (“en el gran orden del universo, solo somos pequeñas luces que un día serán olvidadas...”), el existencialismo (“sabes lo que quieres y no lo obtienes o obtienes lo que quieres y luego no sabes lo que quieres”), los lamentos de las oportunidades que se fueron (“he perdido mucho tiempo sin hacer nada, imaginando cómo pudo haber sido...”), el movimiento #Metoo (“¿acaso es más importante la reputación de un hombre que la vida de las mujeres que arruinó?”) o la dureza de la vida (“estoy así de cerca de caer en un abismo...”).

Todo contado con un ritmo dinámico, sin temor a arriesgar, con capítulos que se van a los extremos como Fish Out of Water (silente) o Free Churro (un brillante, sincero y conmovedor monólogo de 26 minutos de BoJack tras la muerte de su madre).

Durante sus seis temporadas, BoJack Horseman parecía una serie pesimista, casi sin resquicios para la esperanza (“he hecho las cosas tan mal que no hay vuelta atrás” o “no creo en eso de tocar fondo, en muchos momentos creí tocar fondo y luego descubrí que abajo había un fondo mucho peor”), pero, tras el final, el trayecto se convierte en una suerte de catarsis para entender que ni el fracaso o la ansiada felicidad son estados permanentes. Mientras se vive, todo cambia. Para bien y para mal, “eres las cosas que haces”, cada día.


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