La firma global de consultoría de comunicación, marketing digital y asuntos públicos Llorente y Cuenca elaboró recientemente una campaña denominada Invisible Soledad, que busca generar una conversación en torno a la soledad no deseada que pueden llegar a sufrir los adultos mayores y lo que se debería hacer tanto por las autoridades como por la sociedad para solucionar esta problemática.
Daniel González Natal, quien es socio de la firma y director senior de Engagemente de Llorente y Cuenca, explicó que la campaña nació en conjunto con la fundación del banco español BBK de Bilbao con el objetivo de generar conciencia sobre esta temática.
“De esto no se hablaba tanto. Si bien es cierto que habían organizaciones trabajando en el tema de la soledad de los adultos mayores, con el confinamiento por la pandemia este tema ha crecido muchísimo. En España no ha dejado de crecer, además de que se habló de cómo esto le afecta a los adultos mayores”, explicó.
Una de las piezas que sentó las bases para el debate fue la instalación de una figura de cera en un parque de la ciudad vasca de Bilbao con un parecido inconfundible a Mercedes, de 88 años y quien vive en esa condición. De aspecto cabizbajo y la mirada puesta en un reloj la imagen muestra el paso del tiempo en soledad.
En la banca donde se instaló la figura había una placa que decía: “A la última persona fallecida en soledad”, lo que generó de inmediato la conversación. “El mensaje que queríamos trasladar es que la soledad no deseada es la muerte en vida”, dijo González Natal.
Esa adulta mayor existe. Mercedes existe y su situación es real, ya que ella vive esa soledad no deseada y la visita cada semana una voluntaria social para hacerle compañía.
En España, casi el 20% de la población tiene más de 64 años de edad, más del doble de Panamá, donde todavía este número no llega al 9% de su población.
Paciencia y cariño
El psicólogo Álvaro Gómez Prado manifestó que estamos en una época donde se invalida a los adultos mayores en un contexto en el que todo ser humano necesita sentirse validado por alguien. Por otro lado, dijo, se perdió la noción de que el adulto mayor podría enseñarnos cosas que pueden ser valiosas y tomadas como lecciones de vida.
“Hoy en día no le prestamos atención al valor de la experiencia. Yo veo en la clínica, la dificultad de las personas en entenderse entre generaciones (...) Las generaciones pueden ayudarse entre ellas, pero no lo están haciendo”, lamentó.
Gómez Prado, además, llamo a la reflexión para que las personas se animen a conversar de manera más continua con los seres queridos y tratarlos con empatía y responsabilidad, ya que esos adultos mayores que a menudo suelen estar en el olvido son parte de la familia.