La Unesco anunció ayer que adoptó un primer texto mundial sobre la ética de la inteligencia artificial (IA) para tratar de enmarcar estas tecnologías.
“Las tecnologías de la inteligencia artificial pueden prestar grandes servicios a la humanidad” y “todos los países pueden beneficiarse de ellas”, pero “también plantean preocupaciones éticas de fondo”, subraya desde su preámbulo la recomendación de 28 páginas, ratificada por los 193 Estados miembros.
Hay “necesidad de garantizar la transparencia y la inteligibilidad del funcionamiento de los algoritmos y de los datos a partir de los cuales se obtuvieron”, ya que pueden influir en “los derechos humanos y las libertades fundamentales, la igualdad de género y la democracia”, afirma la organización.
Casi ausente a principios del milenio, la IA se ha incorporado progresivamente en la vida cotidiana: selecciona las noticias en el teléfono celular, propone películas, o selecciona las mejores opciones para desplazarse de un punto a otro en función del tránsito.
Pero los algoritmos que le permiten funcionar también han sido mal utilizados en los últimos años, ilustrando sus peligros.
Fruto de un trabajo iniciado en 2018, la recomendación de la Unesco pone de relieve valores como “respeto, protección y promoción de los derechos humanos”, “diversidad e inclusión”, promoción de “sociedades pacíficas” y del medio ambiente, que los Estados miembros se comprometen a respetar.


