Johnson & Johnson anunció ayer que su vacuna contra la Covid-19 es eficaz en un 66%, pero con una importante salvedad: su eficiencia es menor en Sudáfrica, país donde emergió una variante del SARS-CoV-2 sospechosa de ser más contagiosa.
La vacuna, que solo precisa de una inyección, resulta eficaz en un 85% para prevenir las formas graves de la enfermedad, de acuerdo con un extenso ensayo clínico realizado en unas 44 mil personas de 80 países.
“Estamos orgullosos de haber superado esta etapa crucial”, se felicitó Alex Gorsky, director general de la compañía estadounidense, especializada en los productos farmacéuticos e higiénicos.
El grupo se comprometió a enviar 100 millones de dosis a Estados Unidos antes del fin de junio, unas 200 millones de dosis a la Unión Europea antes de que acabe el año, con los primeros envíos previstos para abril, y otros 200 millones a los países en vías de desarrollo, a partir de junio.
Al contrario de las vacunas de Pfizer y Moderna, que usan la innovadora técnica del ARN mensajero, la vacuna de “J&J” es un inmunizante de “vector viral.”
Estas vacunas usan como soporte otro virus poco agresivo, transformado para añadir una parte del responsable de la Covid-19.
El virus modificado penetra en las células de las personas vacunadas, que fabrican entonces una proteína típica del SARS-CoV-2 que educará a su sistema inmunitario para reconocerlo. Se trata de un proceso similar al de las vacunas de AstraZeneca y Sputnik V.