La ceremonia de los Grammy suele ser más un gran concierto que una gala de entrega de premios, pues muchas de las decenas de trofeos se entregan antes del evento principal.
Pero el domingo, después de un año en el que la industria musical quedó devastada por la pandemia, las actuaciones —muchas de ellas en directo desde Los Ángeles, respetando las pautas de distanciamiento social— parecieron más emocionantes que de costumbre.
Primero fue Megan Thee Stallion, quien interpretó sus éxitos Body y Savage.
Luego apareció la rapera Cardi B, con su último single Up y luciendo como una sensual superheroína en un conjunto futurista de neón.
Y entonces, la noche llegó a su clímax con WAP. Ambas celebraron el orgullo sexual femenino con giros, twerks y algunas piruetas en la barra, llegando a su punto álgido al subirse a una enorme cama donde hicieron sugestivos movimientos. “Es mi primera vez en los Grammy, pero no es la primera vez que os entretengo”, dijo Megan.
Después de enfrentarse a años de acusaciones de que sus actuaciones eran aburridas, llenas de homenajes y ancladas en el pasado, la Academia de la Grabación presentó una serie de shows que, por una vez, parecían mostrar la cara más genuina del pop.
En una secuencia perfecta, los raperos DaBaby y Roddy Ricch interpretaron una versión orquestal del éxito de las listas de clasificaciones Rockstar, seguida por la actuación del rey del trap latino Bad Bunny, que ofreció una brillante interpretación del éxito Dakiti.
Y entonces llegó la estrella del pop británica Dua Lipa, que realmente pareció flotar con un enorme vestido fucsia de vuelos y mangas abullonadas para interpretar Levitating. La joven de carrera meteórica continuó despojándose de ropa hasta quedar con un bikini rosa de corte deportivo para su éxito Don’t Start Now, que acompañó con una exigente coreografía de estilo aeróbico, digna de un vídeo de entrenamiento de Jane Fonda.
La estrella del pop Harry Styles, que consiguió el domingo su primer Grammy, impresionó con su atuendo, que incluía una esponjosa boa verde combinada con una chaqueta de cuero negro que dejaba ver su pecho y pantalones del mismo color.
Sus sensuales maniobras dieron que hablar en Twitter mientras interpretaba su éxito con tintes eróticos Watermelon Sugar.
Y en un año en el que las mujeres dominaron la noche, tres de las estrellas más atractivas del género country subieron al plató: Mickey Guyton, la única mujer negra que ha sido nominada en esta categoría, interpretó Black Like Me; Miranda Lambert, ganadora del premio al mejor álbum de country, cantó Bluebird; y Maren Morris, The Bones.
Lil Baby interpretó con fuerza su canción de protesta The Bigger Picture —que le valió sendas nominaciones a la mejor interpretación de rap y a la mejor canción de rap—, un poderoso alegato contra la brutalidad policial.