Cada historia tiene un héroe y un villano, y el brasileño Fernando Meirelles lo tenía claro cuando decidió hacer un filme sobre los papas Francisco y Benedicto XVI... al menos al comienzo.
Por primera vez en siete siglos, la iglesia Católica tiene dos pontífices vivos y en Los dos papas, Meirelles lleva a la pantalla debates imaginarios entre el estricto y conservador clérigo alemán y su sucesor argentino, más progresista.
“Al principio de la película, Benedicto para mi era el ‘papa malo’ y Francisco el ‘papa bueno”, dijo el director de Ciudad de Dios a la AFP, asegurando que a medida que la producción trascendió aprendió más de ambos personajes y su imagen comenzó a cambiar. “Leí algunos de sus escritos, escuché algunos de sus sermones y es muy interesante”, siguió. “Creo que la gente creó esta imagen del nazi, que no es real... de hecho, no es muy distinto al papa Francisco”.
Los dos hombres ponen de lado sus diferencias, y a través de estas conversaciones en la residencia papal y la Capilla Sixtina, comienzan a unirse en torno a Benedicto tocando el piano y al fanatismo de Francisco por el fútbol.
La cinta de Netflix, que comienza a sonar como posible candidata al Óscar, es protagonizada por las estrellas británicas Anthony Hopkins y Jonathan Pryce como Benedicto y Francisco respectivamente, mientras que el argentino Juan Minujín encarnó al joven pontífice.
Hopkins celebró la buena recepción que ha recibido esta película, que considera puede enseñar al mundo algo sobre tolerancia. “Hablemos, sentémonos, dejemos de ser tan lúgubres con todo”, dijo el actor.
La renuncia del papa Benedicto en 2013 se produjo en un contexto de escándalos de abuso sexual infantil y corrupción financiera, acontecimientos que aborda la película aunque fugazmente.
El filme también va al pasado y cubre un período oscuro en la vida del padre Jorge Bergoglio.Como jefe de los jesuitas argentinos, se le acusó de no enfrentar a la brutal dictadura militar del país en la década de 1970.