La exposición fotográfica Valles de Silicio del fotógrafo José Gregorio León muestra una perspectiva diferente del interior de las computadoras y otros dispositivos electrónicos con los que hacemos diferentes actividades, ya sea de trabajo o de ocio.
León propone al espectador la posibilidad de unir macrocosmos y microcosmos desde el punto de vista de la fotografía.
Con su trabajo, busca exteriorizar aquello que habitualmente suele ser desconocido, pero que forma parte importante del mundo contemporáneo.
Esta manifestación del universo electrónico también lleva –a quienes vean la exposición– a examinar las dimensiones del silicio y como este elemento ayuda a configurar no sólo las computadoras, los celulares y las tabletas, sino que ayuda a mantener el actual estilo de vida.
“Cuando yo era adolescente, esa era la época cuando las computadoras personales empezaron a fabricarse. Entonces, aquello de tener una computadora en casa era considerado algo sacado de una película de ciencia ficción”, relató.
León descubre que con el silicio se hacen los circuitos integrados de las computadoras y, al mismo tiempo, está presente en la arena de la playa, además de ser el segundo elemento más abundante en la Tierra después del oxígeno.
“Mi idea básicamente consiste en representar el silicio en estado natural y el silicio manipulado por el hombre hasta ser convertido en un chip de computadora”, dijo.
El jugar con esos dos elementos, agregó León, hace relucir una magia inesperada que radica en crear una imagen que da la impresión visual como si se tratase de una foto de una pequeña ciudad a vista de pájaro. Por lo que de allí nació el nombre con el que se denomina la exposición: Valles de Silicio.
Al final, si bien son fotografías que reflejan las partes internas de una computadora, el espectador tiene el libre albedrío de interpretar lo que ve ante sus ojos.
Una pasión
León aseguró que la fotografía se convirtió en una pasión desde su juventud. Si bien logró cursar unas clases de fotografía para formarse en relación con este arte, no tuvo los suficientes recursos económicos como para seguir practicando uno de sus hobbies, ya que en ese tiempo los materiales para hacer buenas fotografías tenían un alto costo.
“Cuando llegué a Panamá en 2011, me compré una cámara espectacular por Amazon y a partir de ahí empecé a realizar fotos de nuevo. Después, en 2014, me fui a la ciudad china de Hong Kong, que es una especie de Disneylandia para los fotógrafos, y compré tres lentes de cámara”, recordó.
Tiempo después, volvió a estudiar e incluso realizó un curso en el Instituto de Fotografía de Nueva York, en Estados Unidos. Todavía sigue capacitándose.
También empezó a realizar fotografías de eventos sociales y familiares, así como fotografía de retrato, en las que tomaba instantáneas de distintas cosas y situaciones que veía a su alrededor.
De ese concepto, hizo la serie Cable City, que está compuesta de distintas fotografías tomadas en distintas zonas de la ciudad capital, como Calle 50 y el área bancaria, en las que logra captar estampas de distintos edificios que hay en la ciudad y que están rodeados por embrollos de cables de tendido eléctrico, que pueden llegar a ser molestos para la vista.
Al pasar el tiempo, logró participar en la exposición del Gremio de Fotógrafos Profesionales de Panamá titulada Monocromía 2017.
La curadora Maylín Pérez Parrado eligió una de sus fotografías para integrar la exposición, lo que significó un momento importante en la carrera fotográfica de León, ya que piensa que su trayecto va por buen camino. “Eso causó que yo siguiera estudiando, preparando y leyendo más”, agregó.
Otro instante fue cuando en 2018 el curador argentino Raúl Flores –que tenía un especial interés en los fotógrafos locales– trabajó con el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) y mandó cinco fotos inéditas de su serie Las Cosas que me Rodean. De esas, se escogieron tres y estuvieron disponibles en el Fotoseptiembre 2018 del MAC.