Sembrar la semilla en los niños para que aprendan a apreciar la naturaleza y el medio ambiente a una temprana edad es una misión más imprescindible que nunca. Por ello, la bióloga botánica Herminia Peña busca construir los cimientos para que los ciudadanos del mañana aprecien el entorno en el que viven y lo hace en su más reciente libro, Cuentos de agua dulce y salada, que contiene siete historias con datos científicos sobre los ecosistemas marinos, que son presentados con un lenguaje sencillo y amigable para los lectores, con información consultada en cada una de las áreas que se abordan, ya sea la ingeniería naval o la biología marina.
El objetivo de Peña es aportar datos para que los niños conozcan desde temprana edad la información necesaria para que se sientan con el compromiso con el cuidado y la defensa de la naturaleza. “No se puede defender aquello de lo que no se conoce”, dijo la autora, y precisó que es importante no sólo suministrar esta información a los pequeños, sino comunicarla de una manera efectiva con el fin de que los niños entiendan la importancia de cuidar sus mares y océanos.
La publicación de Cuentos de agua dulce y salada sucede a otra publicación que también contiene siete historias, denominada Semillas de amor y de valor, cuyo énfasis se centra en la naturaleza en Panamá. Con Semillas de amor y de valor Peña estrenó como escritora en el año 2016, haciendo cuentos en los que los niños se ríen y se divierten pero también aprenden. “Para escribir estos cuentos busqué amigos que son especialistas en su área. Cada uno de estos cuentos tienen una finalidad; necesitan tener veracidad. Cada vez que escribo un cuento, hago previamente una investigación”, aseguró.
Para contar estas historias, no sólo se necesita tener datos verificados y fidedignos, sino una gran imaginación que logre cautivar al lector de tal forma que quede enganchado. Un ejemplo de ello es El sueño de un barco llamado Miguel, incluido en el libro Cuentos de agua dulce y salada, que trata sobre un pequeño barco que soñaba con cruzar el Canal de Panamá pero se burlaban de él por ser una embarcación pesquera.
“Los demás barquitos se burlaban de él pero él iba todos los días al Canal de Panamá y ahí conoció a otros barcos tales como porta contenedores, entre otros, y al final de la historia queda trabajando en el Canal de Panamá y logra cumplir su sueño. Con esta historia, quiero enseñarle a los niños que luchen por conseguir sus metas porque gracias a esa hazaña que el barquito realiza, él queda trabajando en el Canal”, explicó.
Peña confesó que, a veces, le es difícil escoger cuáles son los temas sobre los que va a escribir, dada la gran variedad de flora y fauna de la que se compone la biodiversidad panameña. “En Panamá hay mucha biodiversidad que no tienen otros países y nosotros tenemos que aprovecharla”, dijo, y al mismo tiempo opinó que la educación ambiental en la primera infancia es un trabajo a largo plazo que se tiene que comenzar a desarrollar cuánto antes.

