La violencia doméstica tiene más de un solo rostro. Si bien puede dejar una marca indeleble en la piel de la víctima, también puede, incluso, hacer una brecha emocional profunda. Ambas heridas, tanto la física como la psicológica, son difíciles de suturar y sanar.
Panamá no es ajena a esta realidad mundial. La mujer ha sido el blanco más frecuente de violencia, y el hombre, el principal agresor, en la mayoría de los casos de delitos contra el orden jurídico y familiar que han sido reportados en el istmo en los tres últimos años.
Así reflexiona la socióloga Jennifer Delgado, directora de Protección de los Derechos de las Mujeres y secretaria del Observatorio Panameño contra la Violencia de Género, en una entrevista brindada a este medio, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora hoy, 25 de noviembre.
Para hacer este análisis, Delgado se basó en estadísticas recopiladas por dicho observatorio, que es una entidad coordinada por la Defensoría del Pueblo, que está integrada por el Ministerio Público y el Órgano Judicial.
El tipo de violencia hacia la mujer que más se denuncia en Panamá es la física o sexual, que ha sido recibida en algún momento de su vida por parte de su cónyuge, arrojó la Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (Enasser), publicada en 2009 por investigadores del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud y el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Dicho estudio halló que el 26.8% de las mujeres participantes expresó que sus maridos insisten, siempre, en saber todos los lugares a donde ellas van.
Un 13.4% de las participantes señaló que sus cónyuges les impiden que salgan a trabajar. Mientras que cerca del 10.7% reveló que sus parejas les impiden que visiten a sus amigas. El 8% de las féminas manifestó que tiene prohibido por parte de su pareja sentimental hacer visitas a sus familiares, narra la socióloga, basándose en otros resultados que arrojó la Enasser.
Delgado hace un análisis sobre la situación de la violencia doméstica que existe en el país, y reflexiona que el daño a la mujer es principalmente de tipo emocional. Lo explica así: “Pensamos que la violencia más extendida dentro de las relaciones de pareja puede ser la violencia psicológica, ya que la violencia doméstica siempre se inicia con agresiones de este tipo, inclusive con situaciones que están tan naturalizadas que no se reconocen como tal, como por ejemplo el control de las acciones de la pareja y el aislamiento”.
Lea en el siguiente enlace cómo la violencia trastoca la vida de la mujer en el mundo.