La esposa del príncipe Enrique, Meghan, dejó el Reino Unido y regresó a Canadá tras la decisión de la pareja de abandonar sus funciones reales, que empujó a la reina a reunir a las cuatro familias de la monarquía en busca de “soluciones”.
“La duquesa está en Canadá”, dijo ayer una portavoz sin precisar cuándo salió Meghan del país o dónde se encuentra su esposo.
Sacudiendo a la monarquía británica y sorprendiendo incluso a Isabel II, Enrique, hijo menor del príncipe Carlos –heredero al trono– y Meghan Markle, anunciaron el miércoles que abandonan sus puestos como miembros de primer rango de la familia real pese a seguir “apoyando” a la reina.
Tras meses expresando su incomodidad con la presión mediática, los duques cortaron así su relación oficial con la prensa y afirmaron querer asumir “independencia financiera” y repartir su tiempo entre el Reino Unido y Norteamérica.
En lugar de pasar la Navidad con la monarca en su casa de campo, la pareja había viajado con su hijo Archie, de ocho meses, a Canadá, donde Meghan vivió cuando trabajaba en la serie Suits. Y reaparecieron públicamente en Londres el lunes para una visita a la Casa de Canadá, su última aparición pública antes de su anuncio.
The Daily Mail dijo que Meghan se reunió en Canadá con Archie, que habría permanecido allí, y que Enrique, sexto en la línea sucesoria al trono, debería reunirse con ellos rápidamente.
“La reina convoca una reunión de crisis familiar”, tituló ayer The Daily Telegraph.
Citando a una fuente del Palacio de Buckingham, varios medios británicos afirmaron que Isabel II pidió a su equipo, así como a los del príncipe Carlos y a los de sus dos nietos –Enrique y Guillermo– que trabajen “a un ritmo constante” para encontrar “soluciones viables” para implementar la decisión de los duques de Sussex.
La primera “reunión de crisis” fue el jueves, precisó.
La salida de Enrique y Meghan del primer rango de la familia real es cuestión de “días, no semanas”, dijo dicha fuente.
Según el Telegraph, fuentes de la casa real expresaron sus dudas sobre la viabilidad de abandonar las obligaciones reales conservando los títulos nobiliarios, la subvención financiera del príncipe Carlos y la casa de la pareja en los terrenos del castillo de Windsor.
Lo que Enrique y Meghan sugieren “es una situación sin precedentes en la que los tendríamos como miembros de la familia real llevando a cabo algunos deberes oficiales pero también operando de forma privada, y no hay realmente un precedente para eso”, dijo Victoria Murphy, especialista en la monarquía británica.
