El recorrido expositivo de “Mi nombre es Legión: retratos de una ciudad que es muchas” tiene el propósito de entender la historia de la ciudad de Panamá, un área metropolitana que tiene diversas facetas e instantes que merecen estar en la atención de los ciudadanos.
Curada por el arquitecto Darién Montañez, la razón de ser también es construir un recorrido en el que se entiendan cuáles son esos elementos que forman parte del imaginario colectivo de la ciudad y que aportan al arte del país.
Una exposición que significa un punto de partida en cuánto a la comprensión de la historia de la ciudad y cómo ello impacta hasta el día de hoy.
Y el punto de partida de la exposición es el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), donde se encuentra “Mi Nombre es Legión”.
Abordajes. Beca de investigación del MAC
El curador de la exposición ‘Mi nombre es Legión’ fue uno de los ganadores del concurso convocado por el MAC denominado ‘Abordajes’, que transcurrió entre el 25 de enero y el 25 de febrero. Algunos de los objetivos eran potenciar y visibilizar la investigación del arte contemporáneo, con un especial énfasis en la colección del MAC, que consta de más de 700 obras de artistas nacionales e internacionales.
Este lugar ocupa un sitio especial en la vida de Montañez, ya que sus padres lo llevaban frecuentemente a este centro cultural cuando era pequeño, como una forma de disfrute y esparcimiento.
Algunas de las obras que forman parte de esa narrativa para explicar esta ciudad desde diversos ámbitos son la pintura de óleo sobre tela denominada Bahía, de Alfredo Sinclair, en la que se puede apreciar la Playa Prieta y el Terraplén; y el acrílico sobre tela Grande Delicia Gourmet, de Aristides Ureña Ramos, en la que se realiza una radiografía social de cómo las áreas revertidas —antes llamada Zona del Canal de Panamá— se convirtieron en un territorio privilegiado donde vive la “gente bien”.

Otra de las pinturas que impresiona es el Paisaje en rojo, de Manuel Chong Neto, un óleo sobre cartón comprimido que predijo a mediados de los años 1960 la entrada de un buque Post-Panamax por el lago Gatún, mientras que la litografía Sin título, de Rufino Tamayo, muestra una tajada de sandía. A simple vista, puede parecer el corte de una fruta, pero en Panamá es casi imposible verla sin asociarla al famoso incidente de 1856 que provocó la primera intervención estadounidense en Panamá.
El acrílico sobre tela de Adriana Lewis de Vallarino, llamado Marcha blanca, idealiza las luchas por la democracia como una fiesta, ya que para el momento en que se hizo esta pintura, en 1990, cayó la dictadura militar.

La mayoría de las piezas que se aprecian en esta exposición son de la colección del MAC, mientras que algunas de ellas son piezas de artistas invitados por Montañez, como la imagen del Panama Hat, de Jonathan Harker, o Espectros urbanos, de Donna Conlon, que traslada al espectador a los sonidos y paisajes de la metrópoli panameña.
Más que un viaje por el tiempo, “Mi nombre es Legión” invita al visitante del museo no sólo a explorar el pasado que dio forma a la ciudad, sino a reconciliarse con aquello que produjo traumas en algún momento, ya que es necesario conocer la historia para no repetirla.


