El muralista peruano Daniel Manrique decidió usar de manera gratuita sus pinceles para impedir que gente humilde que ha muerto por coronavirus sea olvidada.
“Quiero inmortalizarlos en un mural para que sean recordados”, dice este artista de 35 años que viene pintando enormes retratos de víctimas del Covid-19 frente a una placita de su vecindario en el desértico cerro San Cristóbal de Lima.
“Mi oportunidad es remembrarlos, quiero en un mural inmortalizarlos a ellos para que sean recordados por sus familias y vengan aquí y los visiten”, explica Manrique, quien hace estas pinturas con su esposa, Carla Magan.
En un muro frente a un pequeño mirador en la cima del cerro, Manrique pintó un retrato rodeado de coloridas flores de Eustacia Julca, una modesta vendedora ambulante de 72 años, que falleció de Covid-19. Un día después, la pandemia también mató a su sobrina.
“Es una forma rendirles un merecido homenaje, ya que las circunstancias en las que partieron fue en un completo abandono debido a la emergencia de salud que estamos viviendo”, dice Robert Canaquiri, familiar de la fallecida.
“Siento felicidad y consuelo porque verla retratada siento que no se ha ido del todo”, agrega Canaquiri.
Con pinturas multicolores, brochas y pinceles, Manrique busca que los pobladores del cerro tomen conciencia del peligro del coronavirus, que ha matado a decenas de personas, en su mayoría ancianos, en el barrio donde él nació y donde es dirigente vecinal.
“Los pinto porque para mí es como un recuerdo, como humano pintar con mi trabajo a estos vecinos que cayeron en esta pandemia, en este encierro y no pudieron despedirse”, indica.