Los primeros análisis de un estudio clínico en fase tres, presentado en la 53ava. reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, a principios de este mes en Estados Unidos (EU), parecen allanar el camino a una nueva opción terapéutica para pacientes con cáncer de próstata avanzado, pero que han sido diagnosticados recientemente.
Generalmente, el cáncer de próstata es asintomático si no hay metástasis. Cuando el tumor está grande y no puede ser operado, el paciente puede tener síntomas como: dificultad para orinar, goteo, orina con más frecuencia en la noche y puede haber sangrado en la orina. Estos síntomas también se asocian al agrandamiento de la próstata, que a veces puede coexistir con un cáncer.
Los tratamientos para el cáncer de próstata varían según el estadio de la enfermedad, la edad del paciente y su condición de salud. Puede incluir cirugía, quimioterapia o deprivación androgénica (castración) mediante fármacos que inhiben la producción de hormonas en los testículos y glándulas suprarrenales. Pero la castración está asociada a disfunción eréctil y al detrimento de la vida sexual.
“Cuando el cáncer de próstata ocurre entre los 50 y 60 años, y el paciente aún es sexualmente activo y no tiene metástasis, se puede administrar la castración intermitente, pero si la enfermedad es catastrófica, no hay alternativa. De no ofrecerla, el desenlace es fatal”, indica el Dr. Francisco González, gerente médico de oncología de la farmacéutica Janssen para América Latina.
“Esta etapa de la enfermedad suele ocurrir en adultos por encima de los 70 años en los cuales, añade el médico, probablemente la sexualidad ya estaba en un plano diferente y quizás lo más importante es detener la enfermedad o que no muera con dolor”.
RESULTADOS
Desde 2012, aproximadamente, se emplea la abiraterona para pacientes con cáncer de próstata metastásico, que habían pasado por tratamientos previos, que podía incluir o no la quimioterapia, y estaban en la etapa final. La mediana de supervivencia de estos hombres era de unos tres años y la enfermedad se controlaba o se detenía por alrededor de 14 a 16 meses.
Este tratamiento no tiene los efectos adversos de la quimioterapia y actúa inhibiendo la producción hormonal masculina de los testículos, las glándulas suprarrenales e incluso dentro del tumor, ya que las células malignas producen hormonas masculinas como mecanismo de supervivencia.
El estudio Latitude, de la unidad de investigación y desarrollo de Janssen, incluyó a mil 199 pacientes recién diagnosticados con cáncer de próstata metastásico, y en él participaron 235 centros de 34 países, de Europa, Asia Pacífico, Latinoamérica y Canadá.
Los primeros análisis mostraron que, al añadir acetato de abiraterona y prednisona al tratamiento de deprivación androgénica se reducía en 38% el riesgo de morir de los pacientes y había un control de la enfermedad y detención de su progresión en un 53%.
Además, se redujo el riesgo de dolor, fracturas y otros problemas óseos en un 30%, y el riesgo de recibir quimioterapia en el futuro, en un 66%.
La novedad es que se probó en pacientes que no habían sido operados porque fueron diagnosticados en una etapa avanzada.
“Para esos pacientes solo había dos tratamientos: a los de bajo riesgo o con muy poca metástasis se les daban tratamientos de castración con fármacos o cirugía; y a los que tenían mucha metástasis, quimioterapia”, expresa el Dr. González.
Pero, casi la mitad de los pacientes con la enfermedad avanzada ya son ancianos o frágiles, y sufren de problemas cardiovasculares, hipertensión, etc. y en esos casos, no se les hacía quimioterapia, la enfermedad progresaba muy rápido y morían.
Los resultados preliminares del estudio sugieren que añadir la abiraterona a la castración en pacientes con mucha metástasis y que fueron diagnosticados tarde, en vez de darles quimioterapia, es una opción viable de terapia.
Según el Dr. González, en países como EU, esto puede representar apenas entre 6% y 10% de todos los pacientes de cáncer de próstata, pero en países como los latinoamericanos, donde por machismo, desconocimiento, etc., si al paciente no lo diagnostican a tiempo, entre el 10% y 40% pueden ser metastásicos cuando se les diagnostique, por lo que una nueva opción de tratamiento que mejore su calidad de vida y supervivencia es importante.
La compañía espera que la abiraterona sea aprobada como terapia para este grupo de pacientes por los organismos pertinentes de EU y Europa y luego de eso, podría usarse en Panamá con esta nueva indicación.
Otro estudio está evaluando la abiraterona en combinación con otro fármaco, (apalutamida) para pacientes metastásicos. Se esperan los resultados para 2018 y la aprobación, quizás para 2019.
Luego se probaría la apalutamida para pacientes en estadios más tempranos, en combinación con la cirugía.
“Si ya el paciente se operó y no tiene tumor, y se le añade algo que bloquea la señalización de las pocas células que quedan invisibles, creemos que podemos curarlo en etapas más tempranas”, indica el galeno.