El confinamiento de los españoles por el coronavirus es tan estricto que los perros se han convertido en uno de los escasos salvoconductos para salir de la casa, llegando a ser a veces objeto de préstamos y estratagemas.
Al contrario que en Italia, primer país europeo que decretó la reclusión de sus habitantes, España no tolera que sus habitantes salgan a estirar las piernas o tomar aire, aún respetando las distancias entre personas.
Pero sí autoriza sacar brevemente al perro para que haga sus necesidades. “Sales más con el perro pero menos tiempo”, explica Luis Fe, con los ojos fijos en su perra, una border collie blanca y negra.
Este profesor madrileño de 49 años confiesa que los propietarios de perros que él conoce sacan provecho de su animal para “salir, porque están en casa y se aburren”.
En Madrid, los ladridos rompen el silencio y los perros se hacen notar en las aceras vacías. El mejor amigo del hombre, del que no hay pruebas de que transmita el virus, se ha convertido en un pase para evadir el confinamiento. Un hecho que ha tenido como efecto dejar sin trabajo a paseadores de perros profesionales.
“He llamado a un par de clientes mías, gente mayor que se queda sola, preguntando si necesitan ayuda, pero me dijeron que no, que estaban bien”, lamenta David Sánchez, paseador de canes.
A la inversa, hay un negocio que va viento en popa: préstamos de perros. “Si alguien quiere dar un paseo, le alquilo a mi perro para que tenga salvoconducto”, ofrece una anuncio en la página web Milanuncios.
Ante la polémica , la página de compraventa Wallapop llamó a sus usuarios a denunciar estos anuncios.
A falta de mascotas de carne y hueso, algunos españoles se han atrevido a salir con peluches. Un hombre fue reprendido por la policía cuando se encontraba en la calle con un perro de peluche en las calles de Palencia.

