Tatiana Santos y Linda Maquívar son dos pintoras panameñas cuyas obras fueron seleccionadas por un exigente jurado asiático para participar en la 8va Bienal de Arte Internacional de Pekín, China, a realizarse en septiembre próximo.
Creativas, exigentes al momento de plasmar sus ideas, ambas pintoras no salían de su asombro al momento en que se les notificó que habían sido seleccionadas para este importante evento artístico mundial.
Con una carrera artística ascendente, Santos ocupó el tercer lugar en el concurso del Banco Nacional de Artistas Noveles en 2017, mientras que Maquívar es reconocida por sus coloridos y detallados lienzos de flores y sus escenas del Casco Viejo, donde dejó sus huellas.
La invitación para participar en este evento provino de otro destacado pintor panameño, Luis Rudas, presidente de la Asociación Panameña de Artistas Plásticos, quien las incentivó a no dejar pasar esta oportunidad.
Participación
“No lo pensé dos veces”, afirma Santos, aunque asegura que plasmar el tema era un poco complicado, debido a la profundidad del mensaje: “Un mundo colorido y un futuro compartido”. Pero, luego de analizarlo y ansiosa por participar, afirma que se inspiró en su familia y en la naturaleza.
“Para mí un mundo colorido es la conservación de la naturaleza, que esté presente en el pasado, presente y futuro. Es allí donde proyecté una transición de la evolución desde el pasado hacia el futuro y cómo la naturaleza le da vida en cada tiempo. La naturaleza es la base de la construcción del futuro, es muy esencial”, señaló la joven pintora al explicar su obra.
Agregó que para ella un futuro compartido es la manera como la nueva generación les enseña a los más adultos las grandezas del futuro. Cada persona representa un tiempo, el señor el pasado, la joven el presente y la niña el futuro. La plataforma alta de cristal representa la fortaleza y la tecnología sin límites y la importancia de conservar la naturaleza y el arte alrededor del mundo.

Por su parte, Maquívar aduce que para su trabajo “The only thing we have”, elaborado en la técnica de acrílico sobre canvas bajo el estilo “pop art”, no veía un mundo colorido, sino más bien un mundo con problemas, como el cambio climático, causados por la deforestación y el exceso de carbono en el ambiente.
Por ello, plasmó una mano en forma de tenazas, en donde cada dedo representa los colores de las diferentes razas. “La tierra es nuestro hogar, lo único que tenemos, y está en nuestras manos cuidarla, pero la estamos sangrando. La aterrada paloma ha dejado caer la ramita de olivo, el símbolo de la paz. ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué nos espera el futuro?”, indicó.
Detalló que el uso de un fondo rojo (en China el rojo significa progreso, suerte, algo bueno) es la esperanza y confianza de que juntos podemos solucionar este nuevo reto que enfrenta la humanidad.
Las obras ya fueron embaladas hacia Pekín, y mientras tanto Santos proyecta enseñar a las personas a que descubran su creatividad en el arte, además de estar pendiente de los espacios donde pueda exhibir sus obras. En tanto, Maquívar tiene en la mira una exposición individual sobre el ambiental, y luego adentrarse en los temas figurativos, mágicos, que ayuden a desarrollar aún más su creatividad.
