En un acto íntimo y pospuesto inicialmente por su delicada salud, el poeta español Francisco Brines recibió ayer en su casa de manos de los reyes de España el Premio Cervantes, el más prestigioso de las letras en castellano.
La entrega del galardón suele celebrarse el 23 de abril en una ceremonia solemne en Alcalá de Henares, ciudad natal del autor de Don Quijote de la Mancha, pero este año tuvo que ser aplazada por el delicado estado de salud del poeta de 89 años.
Finalmente, los reyes Felipe y Letizia se desplazaron hasta la casa del escritor en su pueblo natal de Oliva (Valencia, este) y organizaron un acto en ‘petit comité’ con el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes.
Brines toma el relevo a otro poeta, el catalán recientemente fallecido Joan Margarit, a quien la pandemia también aguó la entrega del premio, que terminaría recibiendo en diciembre en un pequeño acto en Barcelona.
El jurado, que se saltó la tradicional alternancia entre autores españoles y latinoamericanos, premió a Brines “por su obra poética, que va de lo carnal y lo puramente humano a lo metafísico, lo espiritual”.
Brines se enmarca junto a poetas como José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma o Ángel González en la llamada Generación del 50, un grupo de autores que en el ecuador de la dictadura franquista desarrollaron una obra a caballo entre lo intimista y lo social.
El Cervantes se suma en su palmarés al Premio Nacional de Literatura obtenido en 1987 por El otoño de las rosas -tal vez su libro más conocido- y al Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2010.
Considerado el Nobel de las letras en lengua española, este galardón está dotado con 148 mil dólares.