El Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán, cuenta el poeta Héctor Collado, fue una iniciativa acogida por la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) “en la década de 1990 y se ha mantenido vigente por casi un cuarto de siglo, sostenido, claro, por el aporte desinteresado de instituciones y empresas, que cada año se solidarizan con la convocatoria, por considerar que es un valor agregado con el que se construye el país cultural”.
La UTP buscaba con esta iniciativa acrecentar “la formación humanística e intelectual de sus estudiantes y colaboradores, así como enriquecer la sensibilidad cultural de la sociedad panameña”.
Desde 1996 existe esta distinción como “un necesario homenaje a la memoria” del poeta, cuentista, novelista, ensayista y dramaturgo Rogelio Sinán, “y con el fin de propiciar un mayor acercamiento a su compromiso con la literatura y con Panamá, así como para estimular la creación literaria al más alto nivel de excelencia”.
Ayuda financiera
Este certamen consiste en la publicación de la obra ganadora, un pergamino de honor y 10 mil dólares.
Esta suma de dinero se gestiona “con la empresa e instituciones que con su deferencia y disposición hacen la diferencia”, reitera Héctor Collado, colaborador de la Secretaría de Vida Universitaria de la UTP, en la sección de Difusión Cultural.
“La Embajada de México colabora con el transporte del jurado desde ese país, el hotel asume el costo del alojamiento, y la colaboración de la Notaría Cuarta del Circuito, que es nuestra garantía de transparencia, pues custodia las plicas hasta el día del fallo”, anota Collado, coordinador de este premio centroamericano.
El certamen está en busca de un presupuesto que le permita seguir adelante. Los motivos de esta situación económica “pueden ser varios y ninguno: protocolos administrativos, exacciones de Contraloría, cambios de guardia, nos obligan a empezar cada año de cero. Gracias a la voluntad y al desinterés de importantes, por no decir fundamentales empresas, se logran los fondos necesarios para solventar el premio. A veces se nos complica, pero perseveramos”.
Vencedores
Este premio ha sido distribuido así: “los panameños se han anotado 11 triunfos y los hermanos centroamericanos lo han merecido también en 11 oportunidades”.
“A nivel regional se celebran ferias del libro, concursos literarios, festivales de poesía, encuentros de narradores orales. En ese marco, el premio Rogelio Sinán deviene en un espacio extraordinario de identidad que permite a las letras de la región reconocerse por la ruta de la imaginación, la creatividad, el ingenio, el lenguaje”, plantea Héctor Collado.
“Se trata de llenar el vaso con aquello que nos hace únicos, sin indiferencias. Cada autor, cada obra habla de cómo se asume la vida, la muerte y el amor, pero también de la esperanza luchadora y la ternura guerrera que nos hace levantarnos cada día. ¿El valor? En dos palabra: nos hermana. En una: ascendemos”, indica.
Entre los ganadores cabe señalar a Leonel Alvarado (Honduras) con Xibalba, Texas; Carlos Cortez (Costa Rica) con Mojigana y los panameños Justo Arroyo con Héroes a medio tiempo; Ernesto Endara con Recetas para ser bonita, y recientemente La muerte sin pensar en ella, de Rogelio Guerra Ávila.
Antonomasia
Para Héctor Collado, Rogelio Sinán es el autor “más prolijo, ilustre y distinguido del siglo XX panameño. Compartió su trayecto vital con autores destacados, como Juan Rulfo, Miguel Ángel Asturias, Nicolás Guillén, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez…”.
Lo define como el poeta por antonomasia. “Hasta el sol de hoy se sigue leyendo en los colegios su galardonado cuento La Boina Roja, reconocido por los especialistas como un portento literario. La imagen de Sinán, su perfil humano y literario, es la más reconocida de América Latina. Fundador de la vanguardia literaria, sin enumerar sus créditos y méritos como funcionario, al servicio de la cultura, como diplomático, al servicio del país y como docente, al servicio de la juventud, lo convierten en un poeta de utilidad pública”.