El edificio 219 de la Ciudad del Saber es un polo de conocimiento, donde un puñado de científicos trabaja principalmente en el área de la biomedicina, en biología molecular y celular, el descubrimiento de drogas, biomateriales y neurociencias, pero también en ecología y biodiversidad.
Es la sede del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (Indicasat), fundado el 31 de octubre de 2002 por iniciativa de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt) y la Asociación Panameña para el Avance de la Ciencia (Apanac), con la premisa de que fomentar la ciencia era clave para el desarrollo del país y que se debía contar con un instituto nacional para la investigación. En 2007 se estableció con la figura legal de Asociación de Interés Público (AIP).
El Dr. Ricardo Lleonart recuerda que al inicio se concibió como un instituto al que vendrían estudiantes e investigadores, que pudiera dar servicios a industrias y universidades. En sus primeros años recibía a científicos de manera temporal, antes de que se fueran a estudiar al extranjero.
Para 2010 se hizo una convocatoria internacional para tener un director formal y se escogió al Dr. Jagannatha Rao.
Desde entonces, el Indicasat comenzó a tener proyecciones estables, con una agenda de investigación más estructurada y de captación de personal.
Se comenzaron las gestiones para establecer un programa de doctorado en biotecnología, que provino de los contactos que tenía el Dr. Rao con la Universidad Acharya Nagarjuna de la India. En 2011 el primer grupo fue de 15 estudiantes; en 2012 fueron otros 15 y al año siguiente, 13.
“Es un programa que ha sido extremadamente exitoso, ya tenemos seis estudiantes graduados de doctores y que han hecho su investigación en Panamá. Otros tres ya sometieron su tesis y están esperando el acto de defensa”, indica Lleonart, investigador y coordinador de este programa.
Estos jóvenes han trabajado con los diferentes grupos de investigación del Indicasat, en el descubrimiento de drogas, genómica, leishmania, malaria, tuberculosis, inflamación y otros temas. Y se han generado más de 70 artículos de investigación que han sido publicados en revistas de alto impacto.
Johant Lakey estudió las propiedades neuroprotectoras en productos naturales para su doctorado. Se dedicó a los carotenoides y la curcumina, compuestos asociados a una reducción de la placa amiloidal (presente en alzhéimer) y sus propiedades antiinflamatorias. Ya han salido seis publicaciones suyas con la Universidad de Texas (San Antonio). “Queremos aislar carotenoides de mamey y unirlos con la curcumina u otros compuestos”, indica.
Lleonart añade que el programa de doctorado tiene “estándares altos” para graduarse, entre ellos, se exige que el estudiante tenga por lo menos dos artículos publicados antes de someter su tesis. “Eso unido al apoyo del Instituto para la Formación y el Aprovechamiento de Recursos Humanos y la Senacyt, para que los estudiantes pudieran dedicarse por completo a la investigación, ha hecho que sea muy exitoso y ha sido un ejemplo para otras instituciones nacionales e internacionales, que nos han contactado para establecer otros programas similares con Indicasat”.
Recientemente se aprobó un programa de doctorado para médicos con la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá (que está por iniciarse) y hay otro que está adelantado, para biociencias y biotecnología, con la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP).
CIENCIA, PILAR DE LA SALUD Y DEL PAÍS
Carlos Mario Restrepo tiene nueve años en Indicasat. Empezó con su tesis de licenciatura, fue técnico de laboratorio y luego entró al programa de doctorado en biotecnología. Ahora planea integrarse como investigador postdoctoral.
Él ha trabajado en genética y genómica de Leishmania (género de parásitos que causan leishmaniasis), desarrollando marcadores moleculares, y colaboró en la secuenciación y ensamblaje del genoma de referencia de Leishmania panamensis.
“De esos trabajos han salido cuatro artículos de investigación en revistas internacionales”, dice. “Vamos a usar el genoma de referencia y secuenciar aislados de pacientes para ver si podemos identificar posibles determinantes genéticos que estén provocando resistencia en el parásito a los medicamentos basados en antimonio”.
Yisett González llegó a Indicasat en 2009 como estudiante de tesis de licenciatura y trabajó en la caracterización de un hongo oportunista en el sistema inmune. Después fue asistente de la Dra. Patricia Llanes, entró al doctorado de biotecnología y estudió la actividad antiinflamatoria de varios compuestos aislados de organismos marinos (corales).
“Una de las mayores cosas que hicimos fue caracterizar uno de los mecanismos de acción de los compuestos y cómo actuaba en la célula para tener actividad antiiflamatoria”, dice la científica, cuyo trabajo ha aparecido en más de seis artículos.
Deborah Doens entró al doctorado de Indicasat en 2011 bajo la mentoría de la Dra. Llanes y el Dr. Lleonart. Su trabajo era el diseño y desarrollo de bioensayos para cribados de moléculas contra el alzhéimer. A raíz del mismo, han salido cuatro publicaciones y dos solicitudes de patentes, una de ellas con la Universidad de Texas en San Antonio.
OTRAS INVESTIGACIONES
Alcibiades Villarreal empezó a trabajar en Indicasat en octubre de 2007. Cuatro años después, con la tutoría de la Dra. Gabrielle Britton, se planteó crear un programa para estudiar el envejecimiento, el deterioro cognitivo y enfermedades asociadas a este. Se trabajó con la Caja de Seguro Social y laboratorios privados. De allí salieron unos siete artículos publicados.
“Tratamos de enfocarnos en biomarcadores para entender mejor la enfermedad de Alzhéimer en la población panameña y los factores de riesgo”. Villarreal aplicó para su postdoctorado en el cual se propone ver los mecanismos que relacionan enfermedades crónicas, como diabetes, obesidad e hipertensión, con el alzhéimer.
Lorena Coronado estudió en Argentina y en 2007 hacía pasantías en Indicasat durante los veranos. En 2009 se incorporó como técnica de laboratorio, trabajando con la Dra. Carmenza Spadafora en un proyecto sobre el uso de microondas contra la malaria, financiado por la Fundación de Bill y Melinda Gates. Luego entró al doctorado de biotecnología e hizo su tesis sobre el mecanismo de acción por el cual las microondas estaban afectando al parásito de la malaria. El equipo obtuvo una beca para trabajar en el modelaje de un prototipo de brazalete con la UTP, para probarlo en ratones.
Coronado ya aplicó para una posición postdoctoral y planea seguir sus estudios en el campo de la biofísica, para conocer cómo la energía afecta a los organismos.
La dirección del Indicasat ve con luces largas hacia el futuro y concibe la idea de un parque tecnológico en Panamá donde se podrían elaborar medicamentos. El director, Jagannatha Rao, menciona además, un laboratorio de innovación para niños del interior que tengan una buena idea y puedan con ella resolver algún problema.
Lleonart plantea que la idea de los doctorados es que se pueda hacer toda la formación académica del estudiante en el país.
“Algunos que habían sido becados para estudiar en el extranjero están regresando y se van a poder incorporar a estos programas. Ya se puede hablar de que el país tiene una masa crítica de científicos y que tenemos las condiciones para establecer programas autóctonos”.