La productora Cristina Gallego (El abrazo de la serpiente) cuenta que en su Colombia natal hay movimientos entre las productoras y otros gremios vinculados al cine, porque desean volver a trabajar lo más pronto posible. Eso sí, cumpliendo con los protocolos que determine su ministerio de salud para poner a raya a la Covid-19.
“Habrá que reducir los equipos de rodaje. Algunos proyectos podrán hacerse y otros no”, comentó Gallego durante la segunda mesa de diálogo del Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF Panamá), cuya novena versión es digital.
Gallego citó el caso de Dinamarca, donde comenzaron los rodajes sin la protección de las aseguradoras “y eso es peligroso. Son proyectos pequeños. Esto del coronavirus es coyuntural, luego avanzaremos”.
Vivir con el coronavirus
El mexicano Eugenio Caballero, director de arte de Roma, planteó que esta crisis ha dejado claro que existe “un privilegio de clases. Eso se debe reflejar directa o indirectamente” en el cine. “Hay que aprender a vivir con el coronavirus, pero no nos puede parar en lo que creemos”.
Caballero se sumó a la sensación de que “es un momento de mucha incertidumbre. No sabemos hacia dónde vamos, lo que uno tiene control es sobre la revisión de hacia dónde quiero ir profesionalmente”.
Está adquiriendo herramientas para lo que viene, “para tener más apertura sobre cómo se hacen las cosas. El cine se hizo bajo condiciones difíciles. Durante la Segunda Guerra Mundial no había condiciones para producir, pero se hizo. Viene una época dura, de ajustes”.
Oportunidad de cambio
“La industria audiovisual siempre se ha adaptado y va de la mano con lo que pasa alrededor, no se detiene, para nosotros ha sido un frenón importante, pero también una oportunidad para cambiar las cosas. Gente que hacía la parte administrativa de la empresa ahora está leyendo guiones. Los proyectos que vienen sí van a suceder, porque estamos trabajando”, opinó el productor mexicano Nicolás Celis (Pájaros de verano) en esta mesa moderada por Pituka Ortega de Heilbron, directora del IFF Panamá.
Hoy más que nunca, Celis reivindicó la importancia de hacer largometrajes que promuevan el cambio. “No tengo tiempo que perder haciendo películas que sean de entretenimiento puro. Debo invertir mis años en una película que tenga un impacto social”.
Celis se preguntó cómo va a impactar el coronavirus a su oficio. “¿Cómo filmar sin cambiar las historias?, ¿cómo estarán en contacto los personajes? Hasta que el productor no tenga una certeza jurídica habrán riesgos, porque las aseguradoras no te van a apoyar. Decidir quién puede trabajar entre los que tienen más de 60 años, obesidad o diabetes, eso es discriminación. No quiero ser la primera producción en regresar. No tengo la prisa por hacerlo. Sí se va a ver un efecto en los proyectos a corto plazo”.
Seguridad primero
La productora española Elena Manrique (El laberinto del fauno) compartió que en Alemania los rodajes se iniciaron la semana pasada. “Es una etapa complicada, lo mejor es esperar. Porque con los test un día das positivo y al otro quizás te salga negativo. Dos meses y medio de paro no es nada. Hay tantas cosas que no sabemos. Hay que buscar la seguridad ante todo”.
Una vez que le pasó el susto, anotó Manrique, esta nueva realidad “te sirve para pensar en qué sitio estás en el mundo y qué es lo importante. Esta tragedia nos ha proyectado desde una dimensión más macro, ha tocado a todas las clases sociales, ha habido algo universal que nos ha acercado de una manera diferente”.
A lo que no renunció Elena Manrique fue a dejar de compartir argumentos que dejen huellas en los espectadores, “que sirvan de algo. El entretenimiento es una capa y no podemos quedarnos solo en esa capa. Hay que cuestionar todo, es nuestra misión, pero cuestionar desde la creatividad y aportar algo, cuestionar para destruir no me interesa”.
Ese fuego del cine
Mariana de Tavira (nominada al Óscar por Roma), única intérprete del grupo de panelistas, dijo saber que los de su oficio están en la primera línea del fuego cuando las cámaras se vuelvan a encender.
Como actriz, entraría en un proyecto “si veo cómo se comprometen los otros actores y si se cumplen las medidas de precaución. Si somos cuidadosos, el riesgo está allí, pero podemos amainarlo. No podemos renunciar, debemos seguir las reglas. Tengo miedo de cruzar la puerta, pero es cosa de hacerlo, tengo enormes ganas de trabajar. Ese fuego no se apaga”.