Ana Elizabeth González Martin es, desde el pasado 1 de agosto, la nueva directora del Museo del Canal Interoceánico de Panamá, con el desafío de preparar el recinto histórico y cultural para lo que queda de la pandemia por el nuevo coronavirus y sus imprevisibles consecuencias.
¿Cómo describe el reto de dirigir el Museo del Canal Interoceánico de Panamá, en plena pandemia?
Es un gran honor, un reto enorme y de mucha responsabilidad. Estemos inmersos en una pandemia o no, tenemos que reinventarnos constantemente. Es parte de la famosa capacidad de resistencia que tenemos los seres humanos. Esta situación global nos invita a transformarnos, a adaptarnos a una nueva realidad, en la que podemos ver los cambios como oportunidades. A mí me emociona mucho lo que podemos lograr por medio de la digitalización y la virtualidad, para alcanzar a una audiencia más amplia.
¿Qué planes o estrategias preparan para reactivar el museo cuando sea posible retomar funciones?
Estamos aprovechando este tiempo para renovar algunas salas, las que contarán con nuevas narrativas y tecnología para que el público tenga una experiencia estimulante, una vez reabran nuestras puertas.
También, nos estamos preparando para implementar todas las medidas de salud, seguridad y distanciamiento. Estamos capacitando al personal e instalando un nuevo sistema de acondicionadores de aire que cumple con las medidas de aire puro y rayos UV.
Por último, queremos que el museo sea más que un repositorio de piezas históricas. Queremos convertirlo, también, en un centro de investigación, en el cual se produzcan nuevos estudios y conocimientos. Deseamos que nuestros visitantes no solo consuman y disfruten de la historia, sino que tengan la oportunidad de ser agentes creadores y que puedan estudiarla, investigarla e interactuar con ella.
¿Qué afectaciones ha generado la pandemia en el museo, ya sea en su edificio o colecciones, por la ausencia del suficiente personal?
Al igual que a todos, la pandemia ha cambiado completamente nuestro día a día. No tenemos público físico, pero utilizamos las redes y plataformas virtuales para mantenernos en contacto con la comunidad e interactuar con el público.
Respecto a la colección, el museo tomó medidas de prevención con sus piezas más sensibles, las cuales se sacaron de la exposición para ser resguardadas de una forma más segura y manteniendo todos los controles necesarios para su conservación.
¿Qué planes tenía el museo para este 2020? ¿Cuántas exposiciones y eventos dejaron de realizarse debido a la pandemia?
Definitivamente existían exposiciones temporales que se habían planeado para el 2020, pero las estamos posponiendo solamente hasta que podamos abrir las puertas del museo, y darle la bienvenida al público de manera segura.
Su apreciación: ¿Qué tan profundas serán las secuelas de la pandemia para los museos y similares en Panamá?
La pandemia ha generado el cierre de todas las instituciones culturales del país y parte de las del resto del mundo (estudios elaborados por Unesco e ICOM deducen que 90% de los museos del mundo, unas 85 mil instituciones, han cerrado temporalmente y se estima que 1 de cada 8 no volverá a abrir sus puertas).
La magnitud del impacto dependerá del tiempo que dure la crisis, pero es seguro que condicionará una nueva realidad a la que debemos adaptarnos. Es necesario transformarnos y proyectar hacia el futuro con versatilidad y, al mismo tiempo, pragmatismo.
La trayectoria formativa y profesional de González Martin
Ana Elizabeth González Martin posee un doble grado en arqueología y administración de empresas de la Universidad de Glasgow, Escocia, y una maestría en relaciones culturales de la Universidad de Girona, España. Trabajó en el Museo Hunterian de la Universidad de Glasgow como educadora y guía.
Realizó prácticas profesionales en el Sitio Arqueológico El Caño, Panamá, y luego trabajó en Londres dentro de la diplomacia cultural. Posteriormente ingresó a Bloomberg, donde gestionó diferentes proyectos, incluyendo el London Mithraeum Bloomberg SPACE. Antes de regresar a Panamá, fue directora ejecutiva de la fundación FAOU, de la artista Mariko Mori.