Un Rafael febril que sufría una “enfermedad de tipo coronavirus” murió después de no haber dicho a sus médicos que visitaba secretamente a sus conquistas en noches heladas, lo que les llevó a prescribir erróneamente sangrías, afirma un nuevo estudio dedicado al maestro del Renacimiento.
Un mito popular es que el pintor, cuyo 500 aniversario de muerte se conmemora este año, sucumbió a la sífilis en 1520, a los 37 años, tras haber cortejado a una dama. Los expertos coinciden en decir que murió de una infección.
La fiebre que destruyó al prolífico pintor y arquitecto fue atendida por “los mejores médicos de Roma, enviados por el papa” que temían perder a este artista invaluable, dijo el historiador de la medicina Michele Augusto Riva.
Según el pintor italiano Giorgio Vasari (1511-1574) y su obra maestra Las vidas de los mejores pintores, escultores y arquitectos dedicada a la vida de los pintores, Rafael omitió hablar a los médicos de sus “frecuentes salidas nocturnas en el frío” para visitar a sus amantes. “Hacía mucho más frío en marzo en esa época, y es muy probable que haya contraído una neumonía”, declaró Riva.
Los médicos diagnosticaron una fiebre causada por un “exceso de humores” o de sangre y entonces realizaron sangrías -a través de incisiones o sanguijuelas- que debilitaron mortalmente al artista, niño prodigio que formó parte del trío de maestros de Renacimiento, con Miguel Ángel y Leonardo da Vinci.
Rafael tuvo un grandioso funeral en el Vaticano. Sus restos descansan en el Panteón de Roma, donde una rosa roja adorna su tumba a lo largo del año 2020.