El Premio Nobel de Medicina fue atribuido ayer lunes a tres investigadores estadounidenses por sus trabajos sobre el reloj biológico, que ilustra la adaptación del cuerpo a los ciclos del día y la noche, así como los trastornos del sueño.
Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young fueron recompensados por “sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que regulan el ritmo circadiano”, anunció la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo.
El término científico de ritmo circadiano designa una de las funciones vitales primordiales en los seres vivos multicelulares: regula el sueño, los comportamientos alimenticios, la presión arterial y la temperatura corporal.
Estos mecanismos también ayudan a explicar por qué las personas que viajan largas distancias por varias zonas horarias a menudo sufren desfase horario (jet lag).
A partir de la observación de las moscas, Jeffrey C. Hall y Michael Rosbash -que ejercen juntos en la Universidad Brandeis de Boston- y Michael W. Young, de la Universidad Rockefeller de Nueva York, aislaron en 1984 un gen que controla este ritmo biológico.
Hall y Rosbah demostraron después que ese gen, si funciona correctamente, codifica una proteína que se acumula en las células durante la noche y se degrada durante el día.
En 1994, Michael Young identificó un segundo gen del reloj biológico esencial para la regulación del ritmo circadiano.
La investigación moderna ha revelado el rol fundamental de estos mecanismos en la salud y en la esperanza de vida de los seres humanos, así como las consecuencias nefastas del trabajo nocturno a largo plazo.
Por ejemplo, los descubrimientos sobre los mecanismos moleculares también tienen otras implicaciones para la salud, como una mayor predisposición para determinadas enfermedades.
“Sus descubrimientos explican cómo las plantas, los animales y los seres humanos adaptan su ritmo biológico para que se sincronice con las revoluciones de la Tierra”, dijo en un comunicado la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska en Suecia sobre el premio de nueve millones de coronas suecas (alrededor de 1.1 millones de dólares).
EL PERFIL DE LOS NUEVOS NOBEL
El Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2017 fue otorgado a los científicos estadounidenses Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young por sus descubrimientos sobre los mecanismos moleculares.
Los ganadores dieron relevancia “a la importancia de una higiene adecuada del sueño”, dijo Juleen Zierath, miembro de la academia del Nobel.
En tanto, Michael Hastings, científico del Consejo Médico de Investigación Británico, opina que los descubrimientos distinguidos este año han abierto un nuevo campo de estudio para la biología y la medicina.
“Hasta entonces, el reloj del cuerpo era visto como una especie de caja negra”, dijo Hastings.
“No sabíamos nada acerca de su funcionamiento, pero lo que hicieron ellos fue obtener los genes que forman el reloj del cuerpo, y una vez que se tienen los genes, se puede hacer lo que sea”, agregó Hastings.
“Es un campo que ha explotado masivamente, impulsado por los descubrimientos” de estos científicos, indicó Hastings.
EN PIJAMA
Michael Rosbash, de 73 años, nació en Missouri y obtuvo su doctorado en 1970 en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Cambridge, Estados Unidos.
Este laureado se declaró “conmocionado” por el anuncio de que había ganado el Nobel, al ser contactado telefónicamente por la agencia sueca TT.
Rosbash recibió la llamada sobre el premio justo después de las 5:00 de la mañana. “Me senté con mi mujer, en pijama, no había pensado en ello”, dijo.
Los Nobel, “son lo máximo (...) Me hubiera gustado que mi madre estuviera viva”, añadió.
SUS COLEGAS
Mientras que Jeffrey Hall, de 72 años, nació en Nueva York e hizo parte de su carrera en la Universidad de Maine, en 2002. Hoy está jubilado.
Michael Young, de 68 años, es originario de Miami, y enseña desde 1978 en la Universidad Rockefeller.
OTROS DESTACADOS
Los galardonados con el Nobel de Medicina incluyen a grandes científicos como Alexander Fleming, quien descubrió la penicilina, y Karl Landsteiner, cuya identificación de los distintos tipos de sangre abrió la vía para hacer transfusiones seguras.
Esta es la lista de los 10 últimos laureados con el Premio Nobel de Medicina.
En 2016 fue para Yoshinori Ohsumi (Japón) por sus investigaciones sobre la autofagia, cruciales para entender cómo se renuevan las células y la respuesta del cuerpo al hambre y las infecciones.
En 2015 recayó en William Campbell (de origen irlandés), Satoshi Omura (Japón) y Tu Youyou (China) por haber desarrollado tratamientos contra infecciones parasitarias y la malaria.
En 2014 fue para John O’Keefe (Estados Unidos/Reino Unido) y May-Britt y Edvard Moser (Noruega) por sus investigaciones sobre el GPS interno del cerebro, que podría permitir avances en el conocimiento de la enfermedad de Alzheimer.
En 2013 fueron James Rothman, Randy Schekman y Thomas Südhof (EU), por sus trabajos sobre los transportes intracelulares, que ayudan a conocer mejor enfermedades como la diabetes.
En 2012 le llegó a Shinya Yamanaka (Japón) y John Gurdon (Reino Unido) por sus investigaciones sobre la reversibilidad de las células madre, que permite crear todo tipo de tejidos del cuerpo humano.
En 2011: Bruce Beutler (EU), Jules Hoffmann (Francia) y Ralph Steinman (Canadá), por sus estudios sobre el sistema inmunitario que permite al organismo humano defenderse contra las infecciones, favoreciendo la vacunación y la lucha contra enfermedades como el cáncer.
Para 2010, Robert Edwards (Reino Unido), padre de la primera bebé probeta, por su contribución al desarrollo de la fecundación in vitro.
Mientras que en 2009, Elizabeth Blackburn (Australia/EU), Carol Greider y Jack Szostak (EU) lo recibieron por sus descubrimientos sobre los mecanismos de la vida y sus aplicaciones en la lucha contra el envejecimiento.
En tanto, en el año 2008 la distinción pasó a las manos de Harald zur Hausen (Alemania), Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier (Francia), por sus trabajos sobre el cáncer y el sida.
HONRANDO A UN ‘IDEAL’ IMPRECISO
Cuando Alfred Nobel creó el premio de literatura en su nombre, quizás pudo haberse beneficiado de un editor. La intención del premio aparece tentadoramente vaga en su testamento, lo que hace que el honor literario sea uno de más debatidos y entretenidos de los Premios Nobel.
El industrialista sueco dijo que quería que el galardón reconociera a “la persona que ha producido en el campo de la literatura la obra más destacada en una dirección ideal”. El jueves, la Academia Sueca anunciará quién considera que haya cumplido con el criterio de “ideal” para los laureles de 2017.
¿QUÉ QUIERE DECIR ‘DIRECCIÓN IDEAL’?
La Academia Sueca nunca ha tenido una visión consecuente al respecto, pero parece ir atravesando conceptos. En un artículo publicado en el cibersitio del Premio Nobel, el miembro de la academia Kjell Espmark delineó al menos siete periodos distintos en las interpretaciones del siglo XX, desde el “idealismo conservador” de los primeros años en los que se honró iglesia y familia, pasando por un periodo de hombre común en la década de 1930, cuando Sinclair Lewis y Pearl Buck ganaron, y más recientemente una determinación de reconocer a escritores fuera de las tradiciones occidentales.
Solo cinco países han recibido casi la mitad de los premios de literatura desde 1901: Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Suecia.
¿QUÉ CUENTA COMO LITERATURA?
En 2015 y 2016, el premio fue a escritores afuera del convencional literario de novela y poesía.
Los libros de Svetlana Alexievich son reportajes sociopolíticos artísticos, y se puede decir que las letras de Bob Dylan tienen más poder en la canción que en el papel.
Si la academia está resuelta a ser aventurera, podría considerar otras formas de arte como literatura. Las novelas gráficas, por ejemplo, se han construido con el peso moral y el poder imaginativo a considerarse literatura, que va más allá del entretenimiento.
Un premio Nobel para las novelas gráficas “no parece para nada irracional”, Gabriel Winslow-Yost, un editor en el New York Review of Books, dijo a The Associated Press.
Como Alexievich, “algunos de los mejores caricaturistas estadounidenses de las dos últimas generaciones han estado especialmente preocupados por los efectos de las fuerzas políticas de gran escala sobre las vidas de individuos particulares; es así con Art Spielgelman, es así con (Chris) Ware, y con Dan Clowes”, dijo.
Y si las letras de las canciones de Dylan cuentan como literatura, ¿podrían también premiarse libretos de ópera?
Stephen Wadsworth, director de estudios operísticos en la Escuela Juilliard y autor de un libreto, dijo que puede concebir la idea de que el premio recaiga en un autor cuyo trabajo haya sido adaptado a la ópera, y notó que la obra del laureado Maurice Maeterlinck, Pelléas and Mélisande, sirvió como base de la famosa ópera de Debussy.
“Probablemente hay algunos libretistas que van a decir que deberían recibir el premio Nobel, pero estarían equivocados”, añadió.
LOS PRESUNTOS FAVORITOS
El novelista, dramaturgo y ensayista keniano Ngugi wa Thiong’o encabeza las listas de muchos corredores de apuestas, seguido por el perenne favorito Haruki Murakami. Otro nombre que emerge año tras año vería sus chances enturbiados por su popularidad: “Tuvimos que cortar las probabilidades de Margaret Atwood... luego de que The Handmaid’s Tale ganara el Emmy la semana pasada”, dijo Alex Apati, un vocero de la casa de apuestas británica Ladbroke’s, en un email.
En todo caso, establecer las probabilidades del Nobel parece una tarea menos rigurosa que evaluar los prospectos de un equipo deportivo, al basarse en el juicio del público y no de un análisis profundo.
“Aunque no empleamos a alguien específicamente para que analice este mercado, los corredores entre ellos se mantienen muy informados”, dijo Apati.
Amos Oz, Ismail Kadare, Adonis y Don de Lillo también son considerados fuertes contendientes, según sus probabilidades.