Los desafíos de la bahía de Panamá son numerosos. Y entre los más destacados están los manglares en peligro de extinción, y la acumulación de basura en el mar.
Para intentar buscar una solución a estos problemas, en días pasados se realizó en la Ciudad del Saber un foro en el marco del mes de los Océanos.
Limpieza de la Bahía
El Programa de Saneamiento de Panamá —que empezó en 2001 como Programa de Saneamiento de la Ciudad y la Bahía de Panamá— tiene como función salvaguardar la salud ambiental y corregir el flujo de aguas sanitarias que llegan a los ríos procedentes de Panamá, San Miguelito, Arraiján y La Chorrera, ocasionando una contaminación que pone en peligro la salud de la población.
Ante esta situación, Rafael Díaz, coordinador general del Programa, hizo un llamado a la población a que disponga adecuadamente de sus desechos, ya que se dan casos de obstrucción de las alcantarillas, lo que podría dañar los equipos de trabajo del Programa.
Zuleima Chong, oficial del seguimiento ambiental del Programa de Saneamiento de Panamá, indicó que si bien las aguas no son óptimas para la salud, se ha logrado reducir el vertido de aguas residuales a los ríos. No así, indicó, el de la basura.
La calidad del agua en la bahía de Panamá, según datos de la organización, pasó de un 0% de calidad en 2014 a un 26% en la actualidad, y también se redujeron en 3 mil 583 toneladas las emisiones de dióxido de carbono al ambiente.
Manglares en peligro
Una de las integrantes del equipo de investigadores interdisciplinarios de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), Luz Cruz, explicó que los manglares situados en torno al pacífico panameño se encuentran en una situación crítica desde 2016, debido a las prolongadas sequías que son consecuencia del fenómeno meteorológico de El Niño.
Cruz señaló que si bien el estudio identificó la gran capacidad de resiliencia de estos manglares, los eventos extremos climáticos tales como el elevado incremento de las temperaturas y las sequías prolongadas les pasan factura.
Otro causante del mal estado de los manglares es la aceleración del desarrollo urbano en la cuenca, sobre todo en el sector de Juan Díaz, que a su vez seca las lagunas de las que se alimenta el manglar.
Cruz señaló que así como el Ministerio de Ambiente tuvo una buena receptividad con el estudio, espera que sus resultados se difundan a las comunidades adyacentes a los manglares para que tomen conciencia sobre la necesidad de preservarlo.