Los diferentes sectores de la industria musical —artistas, sellos, agentes y discográficas— rara vez se ponen de acuerdo en algo.
Pero hay algo en lo que existe consenso: los servicios de streaming son el futuro.
Apple Music, Spotify y sus rivales permiten a los usuarios escuchar todo tipo de música, desde Kanye West hasta Mozart, con solo hacer un clic, y todo en forma gratuita, si aceptan pausas comerciales, o por un abono mensual de unos $10.
Por eso, la noticia publicada el jueves por el Wall Street Journal de que Apple había iniciado las negociaciones preliminares para comprar Tidal —el servicio de streaming exclusivo fundado por el rapero Jay Z— estremecerá a la industria.
De concretarse, la transacción le permitiría a Apple sacarle más jugo a su servicio de streaming de un año de antigüedad con lanzamientos exclusivos de estrellas como Beyoncé y Rihanna.
Consolidaría su lugar como el segundo agente más grande después de Spotify y ayudaría a aumentar los ingresos obtenidos con abonos justo cuando se están desacelerando las ventas de hardware.
Más importante para los sellos es que probablemente eso ocasione la consolidación que se espera hace tiempo en los servicios de streaming de menor tamaño, que han tenido problemas para hacer funcionar la parte económica del negocio, lo que dejará a Spotify y a Apple como las fuerzas dominantes.
Semejante reorganización perjudicaría a empresas como Universal Music Group, de Vivendi, Sony y Warner Music, al reducir el número de clientes a los cuales pueden licenciar sus contenidos. Esas compañías necesitan que el streaming crezca a medida que disminuye la demanda de descargas de canciones.