El teatro que es un sueño

El teatro que es un sueño


CASCO ANTIGUO

Uno de los edificios más emblemáticos del Casco Antiguo de Panamá es el Teatro Nacional, diseñado en 1904 por el arquitecto italiano Genaro Ruggieri, quien llegó procedente de Roma a la recién establecida república de Panamá en 1903.

Ruggieri estudió en Alemania con el ingeniero Florencio H. Arosemena (1872-1945), con quien hizo amistad y lo motivó a venir a Panamá. El arquitecto se inspiró en la arquitectura neoclásica de su país de finales del siglo XIX.

La obra comenzó en 1904 bajo la supervisión de su compañero de estudios Florencio Harmodio Arosemena, un ingeniero civil y político panameño que fue presidente de Panamá desde el 1 de octubre de 1928 hasta el 3 de enero de 1931.

Sin embargo, este lugar en un principio fue el terreno del antiguo convento de La Concepción con la comunidad de las monjas enclaustradas de la Encarnación, conocido como “el cuartel de las monjas”.

Se dice que la parte del Teatro Nacional era el huerto de las religiosas, que casi no sufrió estragos en el incendio de 1756, según un plano de la ciudad de la época. El monasterio era donde está ahora el Ministerio de Gobierno.

La inauguración

Las obras concluyeron en marzo de 1908, igual que los murales elaborados por el pintor panameño Roberto Lewis (1874-1949), egresado de la Escuela de Bellas Artes de París en 1905.

Lewis es conocido por su obra en el salón presidencial, llamado el salón Los Tamarindos, en honor al árbol nativo, que representa la vida en la tropical isla de Taboga en el Pacífico, en donde tenía una residencia.

La apertura oficial del edificio fue el 1 de octubre de 1908, con ocasión de la toma de posesión del presidente de la República, José Domingo De Obaldía Gallegos, último gobernador del departamento de Panamá en 1903 y segundo presidente de Panamá (1908-1910).

Desde su inauguración, todos los presidentes juramentaron allí su cargo, hasta Juan Demóstenes Arosemena en 1936.

El teatro se inauguró artísticamente el 22 de octubre de 1908 con la ópera Aida de Verdi, producida por la compañía italiana de Mario Lambardi.

Detalles

La arquitecta Hildegard Vásquez explica que la arquitectura de Ruggieri se destaca “por los edificios emblemáticos construidos en el momento en que Panamá se quería mostrar como un país independiente”, en 1908. Vásquez dice que una de las características del trabajo del diseñador del teatro es que “el edificio mismo te explica lo que sucede dentro”, ya que en la parte frontal se pueden apreciar elementos decorativos del arte neoclásico, con dos esculturas que representan a las musas de las letras y la música en la entrada principal, y sobre ellas, seis medallones en relieve rinden homenaje a Richard Wagner, William Shakespeare, Jean-Baptiste Poquelin conocido como Molière, Gioachino Rossini, Miguel de Cervantes Saavedra y Félix Lope de Vega.

El teatro de dos pisos fue construido a prueba de fuego y tiene detalles arquitectónicos decorativos hechos de cemento comprimido.

La infraestructura cuenta con 853 asientos, un anfiteatro, platea, los dos pisos de balcones y la galería.

La platea y las dos áreas de anfiteatro forman una luna con vista al escenario. Los palcos están sostenidos por toscas columnas de hierro colado.

En cuanto a las obras de Roberto Lewis, se pueden distinguir elementos pintados en segmentos y adheridos a la cúpula y los cielorrasos del vestíbulo.

Una de las más significativas restauraciones ocurrió entre 2001 y 2004, cuando el maestro y restaurador de Estados Unidos Anton Rajer (1952-2011) restauró el plafón o techo y el telón de boca que habían sido pintados por Roberto Lewis.

Rajer fue conocido por su dedicación en restaurar pinturas y consultó en Italia las memorias de Ruggieri para conocer los códigos de pintura de Europa que habían en esa época.

A propósito, esta noche a las 9:00 p.m. hay un tributo al saxononista estadounidense Eric Dolphy en el Danilo’s Jazz Club, en el Casco Antiguo, en San Felipe.

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